The British School of Barcelona (BSB) ha sido acreditado como un colegio “excelente en todas las categorías”. Se trata del mayor reconocimiento que puede recibir un centro educativo internacional y es la conclusión del proceso de inspección como Colegio Británico en el Extranjero (British Schools Overseas o BSO, en sus siglas inglesas) que BSB ha superado recientemente.
El informe de la inspección, elaborado por Penta International, organismo de inspección independiente autorizado por el Departamento de Educación del gobierno británico (DfE), reconoce a The British School of Barcelona comouno de los mejores colegios británicos del mundo. El informe resalta la calidad de la enseñanza, la fuerte comunidad entre profesores, alumnos y familias, y el proyecto educativo global del centro.
Con esta acreditación, BSB se convierte en el único colegio en Catalunya en haber obtenido esta prestigiosa distinción. Solamente hay cuatro colegios en toda España que cuentan con esta calificación de excelencia.
Una educación altamente personalizada centrada en el alumno
El informe destaca que BSB imparte un currículo excelente, variado, equilibrado y altamente personalizado, en unas instalaciones inspiradoras que facilitan el aprendizaje independiente y creativo.
Esto permite que los alumnos progresen de forma positiva, desarrollen sus propias habilidades con confianza, y que obtengan resultados académicos muy por encima de la media nacional británica en todas las etapas educativas. El informe también señala que todos los alumnos demuestran tener un elevado nivel de inglés.
Asimismo, la acreditación BSO pone en valor el comportamiento ejemplar de los alumnos en un entorno de aprendizaje donde se sienten felices y seguros, y del que todos afirman sentirse orgullosos. De hecho, los inspectores reconocen que BSB es un colegio que sitúa al alumno en el centro de todo lo que hace y en esta línea, destaca que el bienestar ocupa un lugar prioritario en el colegio, que el cuidado y la orientación individualizada es ejemplar en todas las categorías, y que la relación existente entre los alumnos y sus profesores es excelente.
Colegio inclusivo
El informe también señala que BSB se caracteriza por ser un colegio inclusivo, donde se promueven activamente valores como el respeto y la tolerancia, desde Infantil hasta Bachillerato, y donde los alumnos adquieren una perspectiva global. El sentimiento de comunidad es evidente en las múltiples actividades diseñadas por y para las familias, permitiéndoles participar de la vida escolar de sus hijos y creando fuertes vínculos positivos con el colegio.
Gracias a la calidad de la educación avalada por esta acreditación y a los logros académicos, cada año, prácticamente la totalidad de los estudiantes de BSB progresan hacia estudios de educación superior; un 95% obtienen plaza en la universidad de su primera elección. Este es el resultado del magnífico programa de orientación académica y profesional que les permite acceder a universidades tanto en España como en diferentes países alrededor del mundo.
Una clara visión y el compromiso por la mejora continua, claves de la excelencia
Con una trayectoria de más de 60 años impartiendo una educación internacional británica de alto nivel a más de 1600 alumnos de 60 nacionalidades, BSB ha evolucionado de manera excepcional en los últimos años, tanto a nivel educativo como de expansión de sus instalaciones. En esta línea, el informe de Penta destaca que este considerable progreso se debe a una visión y una dirección estratégica del colegio claramente definidas con un liderazgo y gestión del colegio excelentes.
En palabras de Jon Locke, director ejecutivo de BSB, «este resultado confirma que el esfuerzo y la dedicación de todo nuestro personal es lo que nos permite ofrecer una educación de primera calidad a nuestros alumnos. El compromiso y el apoyo de nuestro equipo directivo, de nuestros alumnos y de nuestras familias hacen de BSB un lugar muy especial». Y añade: «podemos identificar muchos aspectos positivos en este informe, pero me complace especialmente la manera en la que se destaca a los alumnos. Se reconoce su comportamiento, su actitud hacia el aprendizaje y su desarrollo personal. Son jóvenes extraordinarios y estamos muy orgullosos de cada uno de ellos.»
La tecnológica Hotmart destaca las principales tendencias que podremos observar en el sector educativo durante los próximos años, así como las oportunidades que las nuevas tecnologías han venido a aportar al futuro de la educación.
El mercado de la educación está cambiando. La rápida evolución tecnológica, acelerada por la pandemia, ha hecho que salgan a la luz nuevos modelos de enseñanza. Es el caso de los cursos online, cuya demanda y oferta han aumentado considerablemente en los últimos años. Sin embargo, y a pesar de la creciente demanda de estas soluciones pedagógicas más flexibles, no se espera que las mismas sustituyan al modelo de enseñanza tradicional, sino que coexistan con él, proporcionando nuevas alternativas sin sus limitaciones.
De acuerdo con el CEO de Hotmart, João Pedro Resende, estas son las 5 principales tendencias que marcarán el futuro de la educación:
La enseñanza online
La enseñanza online es una de las principales tendencias en la educación del siglo XXI. Esto se debe a que la misma representa una alternativa fácil y viable frente a algunas de las limitaciones del modelo educativo tradicional, como los altos costes para las instituciones y los estudiantes, la larga duración de la formación, las limitaciones geográficas y la facilidad con la que los profesionales se quedan obsoletos para las nuevas funciones que van surgiendo en el mercado como resultado de los avances tecnológicos.
La educación descentralizada
La educación del futuro debe ser más descentralizada, dando a cada estudiante la oportunidad de aprender a su propio ritmo, de forma adaptada a sus necesidades y sin limitaciones geográficas.
La enseñanza “desde abajo hasta arriba”
Las tecnologías de formación online permiten que más personas enseñen y compartan sus conocimientos, y dan a los profesores acceso a herramientas y materiales didácticos de calidad.
Aprender en comunidad
La educación del futuro se basará en la articulación de comunidades en las que alumnos y profesores se ayuden mutuamente y construyan juntos el conocimiento de manera colaborativa.
Coexistencia de la enseñanza tradicional y de la enseñanza online
Según el CEO de Hotmart, el futuro de la educación pasa por un modelo capaz de combinar lo mejor de la enseñanza presencial y de la enseñanza online. De este modo, ambos modelos deberán coexistir, desempeñando la educación online un papel importante en contribuir a democratizar el acceso al conocimiento.
En este sentido, la educación del siglo XXI debe guiarse cada vez más por un modelo de enseñanza descentralizado y horizontal, simultáneamente con el modelo tradicional aplicado en las escuelas e instituciones de educación superior.
Durante 2020, el mundo experimentó en ocho semanas cambios que en condiciones normales habrían requerido al menos cinco años. España no fue ajena al fenómeno global: los profesionales accedieron al teletrabajo de la noche a la mañana y los docentes y estudiantes pasaron de habitar los campus a seguir sus clases online, todo en un tiempo récord. Pero no solo estos actores, casi todos los eslabones de la sociedad, desde el comercio hasta la atención médica, se sirvieron de la tecnología para hacer frente a los efectos de la pandemia.
Sin embargo, tras las cifras espectaculares se esconden profundos cambios cualitativos que afectan a la manera en que las tecnologías forman parte de nuestras vidas. En lo concreto, las instituciones tuvieron que atravesar un acentuado proceso de reflexión e inflexión para hacer frente a una situación que ya se venía imponiendo como tendencia y que terminó por consolidarse de manera extrema: la necesidad de incorporar los avances tecnológicos y de convivir entre el plano físico y la esfera digital.
En paralelo, hace poco más de un año se lanzó la ansiada agenda digital para nuestro país, España Digital 2025, un plan que marca el camino a seguir para impulsar el desarrollo digital durante los próximos cinco años, algo que ha pasado de ser importante a urgente tras la pandemia. El objetivo principal no es otro más que hacer de la digitalización la palanca de recuperación y transformación capaz de elevar al país a una posición fuerte desde el punto de vista empresarial, educativo, social y económico.
Transitando las últimas hojas del calendario 2021, parece que las agendas y actividades institucionales y corporativas se han reactivado pero bajo ciertos ajustes, cambios y adaptaciones para operar en el entorno de la nueva normalidad. La incertidumbre desatada ante una realidad inesperada nos ha obligado a revisar los fundamentos de nuestra existencia en sociedad: la salud, la educación, el trabajo, la cultura, las relaciones humanas, el consumo y el uso que hacemos de los recursos naturales.
Con elevada frecuencia hemos oído hablar de disrupción para referir el cambio que se está produciendo, pero en la mayoría de los casos no es más que una tendencia que ha llegado antes de lo previsto. Probablemente, ha sido la educación el terreno en el que más se puede hablar de una ruptura brusca con lo anterior dado que, a pesar de que la tecnología se encontraba ya presente, por lo general, la presencialidad en el aula ha sido la norma hasta el desencadenamiento de la crisis. En otros aspectos, como en la esfera laboral, lo que realmente se ha producido ha sido la intensificación de un fenómeno en marcha, ya que antes de la pandemia muchas grandes empresas ya habían desarrollado programas de trabajo en remoto para sus empleados.
“Lo esperado no sucede, es lo inesperado lo que acontece”, dice el proverbio. Dado que vivimos en un mundo cada vez más incierto, interconectado, complejo, inestable y rápidamente cambiante en el que los nuevos retos se añaden a los ya conocidos, conversamos con los responsables y directivos de 3 firmas que forman parte del Patronato de Fundación CYD para conocer desde dentro cómo las instituciones están rediseñando sus lógicas y dinámicas de actuación.
Eficiencia, enfoque e innovación: las prioridades de gestión de las instituciones
La pandemia no es más que un suceso dentro de la cadena de cambios que tiene un abanico temporal mucho más amplio. Sin embargo, sí que es válido afirmar que la emergencia sanitaria trajo consigo un efecto trascendental y que no es más que la aceleración de la transformación digital que las instituciones llevaban ya en marcha desde hace un tiempo. Dicha aceleración trajo aparejada la necesidad de adaptar la forma de operar de las instituciones y dar un paso adelante con pragmatismo para no ser absorbidas por la coyuntura y caer enmarcadas en la figura de la supervivencia.
En el caso de Caser, más que referirse a las nuevas prioridades prefieren hablar de prioridades acentuadas que necesitan ser profundizadas tras la irrupción de la pandemia. “Nuestra apuesta por la innovación comenzó siendo rotunda y nos esforzamos en mantenerla e incluso reforzarla. Nuestra firma se mueve bien en los nuevos escenarios mediante la capacidad de anticiparnos.
La inversión, junto a la aceleración del proceso de transformación cultural y la adopción de nuevas metodologías ágiles han sido claves. Hoy, cuando ya nos parece que la innovación está bien fijada en el ADN de la compañía, la dificultad radica en no dormirnos en los laureles y continuar avanzando ya que la innovación no para nunca”, reconoce Germán Bautista, director del negocio de grandes cuentas y brokers y director de clientes y transformación digital de Caser.
Según Manuel Cermerón, CEO de SUEZ España, la pandemia ha llevado a acelerar y apostar aún más por la transformación digital. Según su valoración, la innovación no es una cuestión de reinvención por sí misma sino que consiste en aplicar un conocimiento ya existente de forma novedosa para solventar nuevos retos o mejorar la respuesta a los actuales para obtener mejores resultados. “La pandemia puso de manifiesto nuestra vocación de servicio y la capacidad de anticiparnos y adaptarnos a situaciones de incertidumbre y complejidad. Puertas hacia dentro, nos obligó a adaptar de forma rápida y sustancial las dinámicas de trabajo, especialmente en el área de operaciones para asegurar en todo momento la prestación de un servicio de calidad, así como también la relación con los abonados mediante nuevos canales y vías de atención no presencial”, apunta el CEO de la firma.
Por su parte, la Universidad Alfonso X el Sabio (UAX) se ha caracterizado desde su fundación por un enfoque muy centrado en el estudiante y, por tanto, sus procesos siempre han estado orientados a mejorar la formación y el entorno de aprendizaje, aspirando a ser altamente eficientes en su modelo de gestión.
Así lo sostiene Iris Núñez, vicerrectora de investigación y relaciones institucionales de la UAX, para quien “la pandemia ha tenido claramente un efecto catalizador y potenciador de tendencias de transformación que ya se venían atisbando y que se centran en la aceleración de los modelos de innovación, la toma de decisiones en relación con el tratamiento de los datos, la presencia de la tecnología en el aula y la comunicación con los estudiantes. La motivación final es que la actividad sea altamente eficiente y que las decisiones permitan mejorar la calidad de los procesos”.
Digitalización, sostenibilidad y transformación cultural: los pilares de la empresa del futuro
Desde la CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales) se habla de 6 pilares fundamentales que deberá tener y defender la empresa del futuro próximo: innovación, digitalización, emprendimiento, transformación cultural, diversidad y sostenibilidad. Tal es así, que las empresas con mejores pronósticos serán aquellas capaces de adaptar su forma de operar y hacer de las estrategias innovadoras la suela firme para dar un paso adelante.
En este sentido, hace más de diez años Caser puso en marcha un programa transversal de innovación que ha evolucionado exitosamente a través del tiempo y que ha traído importantes frutos relacionados con la intensificación de los 6 pilares definidos por la CEOE. “Hemos tenido capacidad de anticipación y de innovación y por eso vivimos un proceso de transformación cultural que nunca ha parado y que nos ha permitido avanzar a grandes pasos no sólo en la propuesta de productos o servicios, que podría resultar lo más esencial, sino también en cuanto a soportes, redes de distribución y negocios de diversificación.
Hoy, y ya como parte del grupo internacional Helvetia, continuamos avanzando con agilidad en esa senda que se concreta en el Plan Estratégico 2025 y que tiene cuatro pilares básicos: comodidad para el cliente, oferta completa, crecimiento rentable y nuevas oportunidades”, detalla el director de clientes y transformación digital de Caser.
Por su parte, desde Agbar (filial de Suez España) sostienen que la transformación digital constituye un elemento absolutamente transversal y vertebrador siendo la red de centros Dinapsis el mayor ejemplo de este cambio innovador. “Se trata de centros de operación digital que comenzamos a desplegar en 2017 y que son la punta de lanza de la transformación del modelo operativo ya que nos permite ser mucho más efectivos y eficientes, así como adquirir y procesar ingentes cantidades de datos procedentes de múltiples y diversos tipos de activos, favoreciendo la generación de conocimiento de valor y de soluciones para dar respuesta a las necesidades de nuestros grupos de interés”, precisa Fernando André, director de proyectos y governance de recursos humanos.
Los centros Dinapsis constituyen espacios de conexión y relación con su entorno territorial y con los ecosistemas de innovación y emprendimiento. Con ello disponen de capilaridad en los múltiples lugares en los que SUEZ tiene presencia, permitiéndole a la firma constituirse como un agente relevante que fomenta las dinámicas de intercambio de conocimiento con la comunidad científica y académica y los centros tecnológicos y la co-creación, testeo y validación de soluciones innovadoras con las administraciones públicas, pymes o startups.
En concreto, cada centro Dinapsis lidera un área de especialidad temática relacionadas con la gestión eficiente de los recursos hídricos, el medio ambiente, la sostenibilidad, la economía circular y la resiliencia, lo que permite disponer de un polo de conocimiento y expertise que posteriormente se puede extrapolar o transferir al resto de nodos de la red, y contribuir a la misión de SUEZ de transformar los territorios y las ciudades haciendo de ellos lugares con mayor calidad de vida y más sostenibles.
En el plano educativo, es sabido que las instituciones de educación superior no solo preparan a los estudiantes en una etapa formativa concreta sino que cada vez más se abraza la formación continua y permanente, así como también la actualización de programas actualizados al avance de la digitalización, la tecnología y la inteligencia artificial.
“En la Universidad Alfonso X el Sabio trabajamos con intensidad para garantizar que nuestros futuros profesionales estén preparados para afrontar los retos derivados de la transformación digital de las compañías. La digitalización afecta a todos los ámbitos de nuestras vidas y la educación no es una excepción. Ponemos mucho foco en incorporar estas nuevas tendencias en los programas formativos y dotar de herramientas a los estudiantes para que las apliquen en un entorno laboral donde se las van a exigir”, afirma la vicerrectora de la UAX.
A su vez, dicha universidad tiene como misión ser reconocida como la que dota a sus titulados de garantías de éxito profesional, por ser parte activa del ecosistema de innovación de las compañías y por crear el entorno en el que estudiantes, docentes y profesionales trabajan, en un contexto tecnológico disruptivo, con creatividad y pensamiento crítico generando soluciones que mejoran la vida de las personas.
“Para conseguirlo, nuestro modelo educativo se centra en el aprendizaje, lo que exige el giro del enseñar al aprender, y principalmente enseñar a aprender y también aprender a lo largo de la vida, algo fundamental para nuestros estudiantes, ya que en el futuro tendrán que actualizar continuamente sus habilidades y conocimientos para enfrentarse a las constantes transformaciones del mercado laboral. Este modelo educativo se despliega en el modelo pedagógico UAX Makers basado en el aprendizaje experiencial y transdisciplinar, que hemos desarrollado junto a empresas referentes de diferentes sectores”, detalla Iris Núñez.
Ahora y después de la pandemia: Implosiones, disrupciones y cambios internos
La crisis sanitaria de la Covid-19 provocó una ruptura en los cánones no sólo económicos sino también educativos, sociales, culturales y administrativos, socavando los cimientos de los hábitos, costumbres y prioridades. Estos cambios puede que terminen siendo más duraderos de lo pensado o bien un paréntesis temporal; se desconoce aún la solidez y capacidad de prolongarse en el tiempo, pero nadie duda de que una nueva normalidad ha emergido y que ahora la constante es la liquidez, la variación incesante y los cambios permanentes en las dinámicas y procesos.
Desde SUEZ reconocen que a medida que la pandemia evolucionaba, la firma fue adaptando sus espacios para asegurar todas las medidas de seguridad de aquellos empleados que asistían presencialmente a las oficinas así como implementando nuevas formas de trabajo capaces de combinar la presencialidad y el teletrabajo y de mantener la cohesión entre los equipos y áreas funcionales. Además, puertas hacia afuera desarrollaron la solución City Sentinel, una herramienta que permitió a los responsables públicos y a las autoridades sanitarias conocer con antelación la situación epidemiológica real de una determinada zona de la ciudad a través del análisis de las aguas residuales.
“Durante la pandemia hemos sido capaces de desarrollar otro tipo de proyectos que han permitido a las administraciones públicas, por ejemplo en algunas poblaciones de la Comunidad Valenciana, identificar el impacto de las restricciones sobre la actividad económica de una determinada ciudad, barrio e incluso calle y su recuperación una vez reactivada la actividad. Esta identificación se realiza a través de indicadores indirectos como los datos de consumo del agua, que podemos obtener y tratar de forma totalmente digital para extraer información muy valiosa, y que a su vez facilita y hace objetiva la toma de decisiones”, añade Lluc Pejó, director de talento de Agbar y de la Escuela del Agua.
En lo que concierne a la universidad, sin duda la pandemia ha actuado como acelerador del cambio, obligando a las instituciones a aplicar iniciativas innovadoras a gran velocidad. Según detallan desde la UAX, la situación de crisis abrió “ventanas de oportunidad”, siendo las más destacadas la hibridación y la virtualización. “Muchas de las dinámicas implantadas a causa de la pandemia se han mantenido después. Hemos mejorado los procesos y ahora tenemos herramientas para ofrecer al estudiante un entorno de aprendizaje más completo, multicanal, adaptándonos rápidamente a las distintas circunstancias.
Hemos renovado las actividades presenciales y definido el valor de cada actividad, priorizando las prácticas y laboratorios de alto valor formativo, virtualizando algunos y reestructurando otros para desarrollar actividades en grupos pequeños. Por ejemplo, nuestro Fab Lab es un laboratorio de fabricación digital en el que el estudiante aprende a través de proyectos reales, convirtiéndose en un espacio vivo en el que profesores, alumnos y empresas contribuyen al diseño y prototipado de productos”, señala Iris Núñez.
Además, la UAX es una institución enfocada en las ciencias de la salud, destacando por contar con centros sanitarios propios. Su Hospital Virtual de Simulación tuvo gran utilidad en los momentos más críticos de la pandemia en los que se tuvieron que minimizar las prácticas clínicas.
Dicho hospital, que cuenta con herramientas de última generación para el aprendizaje inmersivo (como el body interact, practicum script, gafas holones y simuladores de realidad virtual) ofrece un entorno de simulación en el que los estudiantes de diferentes disciplinas adquieren competencias clínicas y habilidades manuales e instrumentales y, una vez adquiridas, se recrean escenarios en relación a consultas y atención hospitalaria (pacientes internados y unidad de críticos).
Metodologías agile: ADN corporativo con enfoque flexible, rápido y multidisciplinar
El 2021 trajo muchas incertidumbres y al menos una certeza: que los procesos de trabajo e interacción ya no eran los mismos que antes. En plena era de la transformación, y con la necesidad de desenvolverse en entornos de volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad (VUCA), las organizaciones han aprendido a adaptarse a los cambios implementando metodologías ágiles en su ADN corporativo.
Este enfoque agile contribuye a fomentar el trabajo colaborativo, la comunicación directa, la resolución de problemas y la mejora continua desde una perspectiva transversal que permite a las organizaciones reaccionar más rápido ante los retos y con una mejor y mayor percepción de la participación de los recursos.
Así lo sostiene Germán Bautista: “Hace años que las empresas, conscientes del impulso que acarrea la innovación, pusimos en marcha ambiciosos programas capaces de anticipar los desafíos del mañana. Las metodologías ágiles han sido muy relevantes para adoptar el ADN de la innovación en Caser. Venimos trabajando con ellas desde hace un tiempo y nos sentimos cómodos en entornos colaborativos que resultan clave para encontrar ese enfoque de anticipación en lo que estamos trabajando. La pandemia ha sido un revulsivo, una dura prueba para la que, sin saberlo, y gracias a la innovación, estábamos preparados”.
La transformación agile en SUEZ también viene desde antes de la pandemia, iniciándose en el ámbito de las tecnologías de la información. Los primeros equipos empezaron a trabajar con esta metodología en 2017 con el objetivo de entregar el producto más rápido y mejor a sus clientes. Además, en enero de 2020 crearon el CoE (Center of Excellence) de Business Agility.
Con la pandemia, la firma ha escalado dicha metodología más allá del desarrollo de software, con el objetivo de evolucionar hacia una organización más plana y flexible que permita dar una respuesta ágil a los requerimientos del negocio o del sector, maximizando el valor aportado. Recientemente, han puesto en práctica la iniciativa agile en personas y organización (RR.HH), “con el objetivo de intensificar el mindset agile y la integración del cambio, así como ganar transversalidad, mejorar la experiencia del empleado y transformar los procesos end-to-end reduciendo burocracia y asegurando aumento de tiempo de valor”.
Puertas hacia dentro, “destacamos el nuevo modelo de trabajo smart working que permite dar respuesta a los retos de futuro y a las necesidades de los empleados, aportando mayor flexibilidad, agilidad y eficiencia a la organización. Tanto el agile como el smart working están actuando de palancas para evolucionar en aspectos fundamentales de nuestra realidad como son el liderazgo basado en el empoderamiento para un modelo más productivo de trabajo, la promoción de sinergias y visión transversal hacia un objetivo común y el mayor alineamiento entre los ámbitos transversales y los operativos”, precisa el director de talento de Agbar, Lluc Pejó.
La adopción de esta metodología agile no solo se ha dado en entornos corporativos sino también en las dinámicas educativas. Convencidos de los aportes en cuanto a rapidez y pragmatismo, en la UAX integran esta filosofía en el aula: “En nuestro modelo pedagógico UAX Makers es fundamental el aprendizaje experiencial y transdisciplinar.
Durante su formación, estudiantes de diferentes disciplinas colaboran en la resolución de retos reales, planteados y dirigidos por empresas, utilizando metodologías ágiles. Aprender haciendo y resolviendo problemas o situaciones complejas de la vida profesional permite que los conocimientos se adquieran más eficazmente. Hacerlo de manera transdisciplinar promueve un aprendizaje más integrado y auténtico, y ayuda a entender que el conocimiento y las competencias se transfieren entre disciplinas a la hora de abordar un problema complejo”, reflexiona su vicerrectora, Iris Núñez.
Agenda 2030: el compromiso de las instituciones con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)
Los desafíos que tienen por delante las empresas del futuro no son pocos. A ellos se suma el compromiso con el desarrollo sostenible ya que cada vez es más evidente que el éxito empresarial está vinculado con tener un propósito compatible con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que sea capaz de guiar la forma en que la estrategia se define y ejecuta.
Ya en septiembre de 2015 los líderes mundiales adoptaron dentro del Pacto Mundial de las Naciones Unidas la Agenda 2030, la cual propone 17 ODS y 169 metas de carácter integrado que exigen una acción colectiva y colaborativa urgente en el ámbito económico, social y ambiental. Sin embargo, si bien la Agenda 2030 es un asunto que convive con nosotros, incluso a nivel político y de las administraciones públicas, sólo una minoría de las empresas de nuestro país relaciona sus propósitos a largo plazo con este tópico.
Y, aunque el desafío es inminente y la sostenibilidad se ha impuesto como única fórmula para contrarrestar la crisis ecológica, el compromiso institucional aún tiene un largo recorrido que transitar de cara a mejorar el planeta que habitamos.
En primer término, la industria aseguradora, tan ligada al día a día de las personas y de las empresas, lleva trabajando desde hace tiempo en varios de los objetivos; en Caser, en concreto con el ODS 3 (salud y bienestar), ODS 7 (energía asequible y no contaminante), ODS 8 (trabajo decente y crecimiento económico), ODS 9 (agua industria innovación e infraestructura) y ODS 11 (ciudades y comunidades sostenibles).
“Estamos comprometidos con los objetivos que tienen que ver con la salud y el bienestar, así como el reto que engloba a la industria, la innovación y la infraestructura, por mencionar los más representativos. Si bien en los próximos años el trabajo se intensificará, hoy nuestra apuesta más clara está relacionada con el reto demográfico y el aumento de la esperanza de vida, a través de iniciativas como Caser Residencial y Silver Economy. Nuestra aportación pretende llevar y mantener una vida sana y promover el bienestar de las personas, uno de los objetivos esenciales de desarrollo sostenible”, admite el portavoz de Caser, Germán Bautista.
En sintonía, la UAX entiende que como universidad juega un papel importante en la transformación necesaria de la sociedad y que, como institución, debe formar parte del esfuerzo común por un mundo mejor a través de la consecución de las metas de la Agenda 2030. “Nuestra estrategia de docencia e investigación se basa en los ODS y, en concreto, en tres que tienen una aplicación directa y relevante en nuestro entorno: el ODS 3 (salud y bienestar) donde se enmarcan algunos programas de doctorado y en el que hacemos hincapié en los principios de la medicina del siglo XXI; el ODS 4 (educación de calidad), en el que fomentamos la innovación educativa y la tecnología para la transformación y el apoyo al estudiante; y, finalmente, el ODS 9 (agua, industria, innovación e infraestructura) en el que priorizamos la transformación disruptiva de las empresas y con el que pretendemos generar un impacto positivo en la sostenibilidad de los negocios”, puntúa Iris Ñúnez.
En el caso de SUEZ destacan, principalmente, tres objetivos: El ODS 1 (fin de la pobreza) ya que su propósito es “no dejar a nadie atrás” y ayudar a personas en situación de vulnerabilidad mediante acciones como la bonificación en tarifas, la creación de fondos de solidaridad para hacer frente al pago parcial o total de las facturas y el acceso a los servicios básicos; el ODS 6 (agua limpia y saneamiento) ya que sin agua, ni la salud, ni la alimentación, ni el equilibrio ambiental, ni el desarrollo frente a la pobreza estarán garantizados y, el ODS 17 (alianzas para lograr los objetivos) ya que la firma considera que la labor conjunta y la actuación colectiva de los actores implicados es algo imprescindible.
Cabe aclarar que todas las iniciativas de SUEZ pretenden comulgar el desarrollo sostenible con el tratamiento del agua. Por ejemplo, en el ODS 13 (acción por el clima) están presentes con casos como el de Emasagra, primera empresa con ciclo integral del agua 100% carbono neutral. También, en el ODS 11 (ciudades y comunidades sostenibles) con la transformación de las EDARs (Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales) en Biofactorías para reducir el impacto ambiental negativo per cápita de las ciudades, prestando atención a la calidad del aire y a la gestión de los desechos. Asimismo, en el ODS 6 (Agua limpia y saneamiento) con proyectos como LIFE Nirvana (descontaminación de acuíferos), el cual pretende aumentar el uso eficiente de los recursos hídricos y asegurar la sostenibilidad de la extracción y el abastecimiento para hacer frente a la escasez de agua. Por último, con iniciativas como l’Efecte Blau, Aqualogía, en línea con el ODS 12 (producción y consumo responsables).
Sin duda, las instituciones del futuro serán muy diferentes a las de ayer, e incluso a las de hoy; sobre todo porque tendrán una visión distinta sobre las relaciones, los recursos y los servicios que imperan no solo en el entorno digital, sino (y más aún) en el entorno natural. Surgirán nuevas estructuras, lógicas y culturas organizativas, pero ninguna tendrá valor suficiente si no conecta la rentabilidad con la sostenibilidad. Las instituciones del futuro, por tanto, saben y sabrán que su éxito y permanencia dependerá de la manera en que se relacionen con la sociedad y, sobre todo, con el entorno cambiante, complejo, interconectado y ambiguo, recordando que no es lo esperado lo que sucede sino lo inesperado lo que acontece.
Autoría: Melina Díaz, responsable de comunicación en Fundación CYD.
Ante la reciente celebración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la Federación de Sindicatos Independientes de Enseñanza (FSIE) reivindica la importancia de la educación en la estrategia para combatir todo tipo de violencia en las aulas, y en especial la de género. Asimismo, FSIE destaca el rol de los docentes en el fomento de los valores, la convivencia y el fortalecimiento de prácticas preventivas.
“Tenemos que conseguir que el colegio sea un lugar seguro para niños y adolescentes, ya que es el espacio donde socializan y se forman como personas” ha señalado el secretario general de FSIE, Jesús Pueyo.
Para combatir la violencia de género es indispensable, a juicio de FSIE, primar la educación como herramienta clave ya que posibilita educar en igualdad y desarrollar una conciencia social basada en la erradicación de la violencia en sus distintas formas y evita también que se reproduzcan los estereotipos de género.
Incremento del absentismo escolar
La exposición a situaciones de violencia de género, tanto en el entorno familiar como en el escolar y social, tiene como consecuencia el incremento del absentismo escolar, los malos resultados académicos, la deserción escolar, la baja autoestima o la depresión.
Las ultimas estadísticas del INE sobre Prevención de la Violencia de Género en la Adolescencia (2010) avalaban el incremento casos de violencia de género en centros educativos (colegios y universidades) entre los más jóvenes. Los propios maestros y profesores constatan, a falta de datos más recientes, un incremento de la violencia en las aulas en general debido a múltiples casuísticas, entre otras las vivencias de los propios escolares en las familias de origen.
“Para interrumpir el ciclo de la violencia, es preciso garantizar la permanencia de las medidas educativas destinadas a prevenir la violencia de género y extenderlas a todos los niveles educativos. Para lo cual conviene insertar su tratamiento a lo largo del desarrollo educativo del alumnado proporcionando al profesorado los medios necesarios para llevarlas a cabo de forma sistemática y eficaz”, concluye Pueyo.
El avance tecnológico que se vive hoy en día ha permitido en los últimos años una gran evolución en todas las áreas profesionales, y la educación no es una excepción. No obstante, en este ámbito, para que el proceso de aprendizaje pueda verse realmente beneficiado, los centros educativos deben incorporar las herramientas digitales en sus clases como nuevas fuentes de trabajo.
Si los estudiantes crecen rodeados de los recursos digitales que puedan necesitar, y los integran de manera colaborativa en sus clases, tendrán un entrenamiento para la vida real y profesional. De hecho, gracias al uso de estas nuevas plataformas, se puede ejercer una metodología basada en el aprendizaje colaborativo y el ‘Networking’.
Sin embargo, ¿cómo pueden integrar los centros estas herramientas para que se beneficie el proceso de aprendizaje de los alumnos? ¿Qué tipo de actividades y experiencias podrían desarrollar los estudiantes? ¿Cómo se les conecta para realización proyectos colaborativos? ¿Desde qué edades puede ser favorable este método de trabajo educativo? Y lo que es más importante, ¿puede servirnos este método para hacer frente a los retos del futuro?
Plataformas online como nuevos escenarios de enseñanza
Las plataformas digitales tienen un papel fundamental en la enseñanza de hoy en día. Mediante su uso, los alumnos pasan a ser los protagonistas de su propio proceso de aprendizaje. En grupos pequeños, en los que cada miembro desempeña un rol determinado, que va variando en cada proyecto, aprenden a trabajar en equipo y de forma coordinada para alcanzar unos objetivos. De este modo, los estudiantes se acostumbran a desarrollar ciertas tareas, ayudándose unos a otros en escenarios de aprendizaje abiertos.
Un ejemplo de cómo se puede desarrollar este modelo de enseñanza desde edades tempranas es la plataforma tecnológica utilizada en Internacional College Spain (ICS), ‘Global Campus’. Gracias a formar parte del grupo educativo internacional Nord Anglia, los alumnos del centro tienen acceso a una plataforma de aprendizaje online que conecta a más de 67.000 alumnos de sus más de 70 colegios repartidos por todo el mundo.
En ella, además de dar vida a su aprendizaje más allá del aula, los estudiantes crean sinergias y proyectos en común, formando en definitiva una comunidad global y multicultural para desarrollar su formación a todos los niveles. Con la utilización de tipo de plataformas, los estudiantes tienen la oportunidad de aprender juntos, los unos de los otros, ampliar sus conocimientos y fomentar habilidades transferibles para apoyar su éxito dentro de la escuela y, más adelante, también en la vida.
Avanzando hacia un aprendizaje colaborativo basado en experiencias reales
Esta plataforma, en concreto, está dirigida a alumnos de todas las edades e incluye proyectos para el aprendizaje autodidáctico, así como actividades que se pueden realizar con el apoyo de profesores y padres. Cuanto más pequeños son los niños cuando comienzan a utilizarla, más favorable es el aprendizaje que experimentan. No obstante, por supuesto, un equipo de expertos monitoriza en este caso las actividades en línea para asegurar que los niños se encuentran siempre en un entorno seguro.
La clave para que los alumnos saquen el máximo provecho a la utilización de cualquier plataforma digital es ofrecerles entornos de aprendizaje atractivos. En este sentido, Nord Anglia Education ha optado por cerrar acuerdos con organizaciones como UNICEF, el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) o la Escuela Juilliard. Esto, permite a sus alumnos formarse a través de proyectos ambiciosos, en escenarios reales y con objetivos fascinantes.
Estas colaboraciones aseguran la realización de aprendizajes y experiencias únicas a través de la plataforma digital. Pues, los alumnos se inspiran y se involucran realizando por ejemplo actividades STEAM globales con el MIT, fomentando su creatividad a través de las artes escénicas con expertos de Juilliard o abordando los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, entre otros.
Proyectos para hacer frente al futuro
Entre algunos de los proyectos desarrollados con éxito desde ICS gracias al uso de Global Campus y sus alianzas, se encuentra un viaje a Tanzania en el que los niños de colegios de diferentes lugares del mundo colaboraron en la construcción de escuelas y paneles solares. Durante esta experiencia previamente preparada y organizada mediante el Global Campus, el centro educativo pudo integrar ideas de muchas asignaturas diferentes: tecnología, matemáticas, aprendizaje de idiomas, entre muchas otras.
De forma colaborativa, los alumnos trabajaron por ejemplo en la creación de videos y presentaciones, utilizando los recursos literarios para concienciar a los demás sobre diferentes problemas sociales. Gracias a la elaboración de este proyecto, de hecho, varios alumnos del centro fueron seleccionados por UNICEF.
De cara a este curso, algunos de los proyectos programados son, entre otros, una expedición de trekking en Suiza, en la que estarán presentes multitud de colegios, o un concierto virtual, en el que también habrá una amplia presencia internacional de niños y jóvenes.
En definitiva, la integración de plataformas tecnológicas que permitan a los estudiantes realizar proyectos conjuntos, avanzar hacia el aprendizaje colaborativo y conectarse con el resto del mundo es formarles para el futuro. Juntos aprenden mejor. Por ello, se hace esencial que todos los centros educativos evolucionen pronto hacia la utilización de plataformas digitales centradas en este modelo de enseñanza colaborativo y basado en el Networking.
Debemos crear conexiones internacionales entre estudiantes dentro de la propia escuela y dejar a los jóvenes interactuar entre sí para trabajar frente a objetivos comunes. Cuanto antes comiencen con este método de trabajo, más grandes sean los objetivos y más lejanas estén las fronteras, mejor podrán nuestros niños y jóvenes hacer frente a los retos del futuro.
Autora
Dra. Jennifer Barnett
Directora de Aprendizaje de ICS, International College Spain
Los estudios más recientes apuntan que la pandemia y las nuevas tecnologías han generado un aumento de los casos de acoso escolar. En nuestro país, 1 de cada 5 niños escolarizados lo sufre y tan solo el 15% se atreve a contarlo. Por ello es necesario educarles desde que son pequeños en la convivencia para prevenir la violencia.
El rol de los padres y cuidadores es muy importante para prevenir el bullying. Sin embargo, los centros educativos son quienes verdaderamente juegan un papel esencial en esta lucha: desde que son pequeños, los docentes deben educar a sus alumnos en los valores de la tolerancia, el respeto, la comunicación y la empatía.
El acoso escolar o bullying hace referencia a la exposición que sufren niños y adolescentes frente a conductas de cualquier tipo, y por cualquier medio, cuyo fin es intimidar y someter a la víctima. Este, puede desarrollarse de formas muy variadas y por diversos motivos.
Pero ¿cómo es posible que hoy en día tengamos que seguir hablando de este tipo de acoso?
El acoso infantil ha existido siempre y es precisamente en el ámbito escolar donde suelen aparecer las víctimas. Por ello, es vital que el profesorado detecte a tiempo la aparición de este tipo de conductas y forme a los alumnos desde su edad más temprana para acabar con el bullying.
Las estrategias impulsadas desde los centros educativos son los modos ideales de combatir este tipo de conductas de intimidación y evitar que se produzcan. Desarrollar planes de convivencia o llevar a cabo actividades que ayuden a fomentar la empatía entre los estudiantes son algunas de las medidas que ayudan a impedir el bullying en las aulas.
Por suerte, cada vez son más los centros concienciados con este tipo de problemas sociales que integran acciones preventivas en sus programas educativos. Este es el caso de The English Montessori School (TEMS), cuya pedagogía forma a los niños en la empatía, la resiliencia o el respeto, entre otros valores básicos que ayudan a evitar comportamientos de acoso. Este método se caracteriza también por proveer un ambiente preparado para los niños, en el que se promueve la independencia y autonomía en la exploración y el proceso de aprendizaje.
¿Qué actividades pueden ponerse en marcha desde los colegios para evitar el bullying?
La mejor manera de combatir el acaso escolar es evitar que este se produzca, para ello existen una serie de actividades que pueden llevarse a cabo en los centros educativos. Por ejemplo:
Charlas de concienciación impartidas por profesorado en las que se hable de la importancia de la tolerancia, respeto y empatía entre personas.
Desarrollar planes de convivencia en los que los alumnos puedan expresar su opinión libremente.
Poner en marcha la fórmula de “alumnos mediadores” que se encarguen de llegar a una solución tras mantener un encuentro con las dos partes del conflicto por separado.
Llevar a cabo actividades que ayuden a fomentar la empatía y la inteligencia emocional entre estudiantes.
Mantener una comunicación fluida y constante con todos los alumnos y padres.
En definitiva, ahora más que nunca, es esencial que los colegios lleven a cabo acciones concretas para luchar contra el acoso escolar, empezando por una educación en valores desde infantil y continuando por actividades de intervención y seguimiento durante todo el periodo de escolarización. Pues, aunque se trata de un objetivo presente en todo proyecto educativo desde hace años, las últimas circunstancias vividas, lejos de mejorar la situación, han entorpecido un largo camino.
Por Sarah Ebery, Directora de TEMS, The English Montesorri School
Los rankings internacionales han ido adquiriendo cada vez más importancia ya que son instrumentos que habilitan el análisis y la comparativa de los modelos universitarios, a su vez que se presentan como herramientas útiles para medir las fortalezas y debilidades de los sistemas universitarios y compararlos con otros, ofreciendo también la posibilidad de comparar universidades a nivel institucional y por ámbitos de conocimiento.
En este sentido, Fundación CYD ha analizado el papel de las universidades españolas en el sistema universitario internacional a través de los datos actualizados del U-Multirank.
Vigente desde 2014, el U-Multirank (promovido por la Comisión Europea, la Fundación Bertelsmann y el Banco Santander) es un ranking multidimensional que mide el rendimiento de universidades de todo el mundo, combinando rankings por ámbitos de conocimiento con un ranking de las instituciones de educación superior.
En 2021 ha llevado a cabo su octava edición con datos de 1.950 universidades de 97 países, siendo el 36,5% europeas. De estas, las españolas son 76, por lo que representan la práctica totalidad del sistema universitario español.
El U-Multirank presenta los resultados por grupos de rendimiento, de “muy bueno” a “débil”, diferenciando cinco grupos que dependen de la distancia entre la puntuación del indicador de una institución individual y la mediana de todas las instituciones con datos. A su vez, clasifica los indicadores en cinco dimensiones: enseñanza y aprendizaje, investigación, transferencia de conocimiento, orientación internacional y contribución al desarrollo regional.
Rendimiento institucional (mundial y español) en enseñanza y aprendizaje
La Fundación CYD ha comparado el rendimiento de las universidades mundiales, las europeas y las españolas, en cada una de las dimensiones. En lo que respecta a enseñanza y aprendizaje, ha seleccionado dos indicadores: tasa de graduación de grado y tasa de graduación de máster.
En la tasa de graduación de grado la presencia de universidades españolas se concentra en los grupos de menor rendimiento (grupo III y IV), con solo el 6,76% en los dos grupos de mayor rendimiento. Las universidades mundiales con un 49,9% de presencia en los grupos I y II son las que mejores resultados obtienen, mientras que el 36,36% de las europeas tiene presencia en estos dos grupos.
La tasa de graduación de máster es la proporción de estudiantes matriculados de máster que terminan con éxito su programa de estudios. A diferencia del grado, en máster son más las universidades españolas que se sitúan en los grupos de mayor rendimiento (grupos I y II) con el 66,67% y por encima de las universidades europeas (51,57%) y mundiales (50,06%).
En esta dimensión, la IE Universidad es la única con un indicador en grupo I (graduación de grado) y con el otro en el grupo III (graduación de máster). La Universitat Ramon Llull y la San Jorge tienen los dos indicadores en grupo II.
Las universidades españolas en la dimensión de investigación
Para analizar esta dimensión, Fundación CYD ha seleccionado seis indicadores: impacto normalizado de las publicaciones, fondos externos de investigación, publicaciones altamente citadas, publicaciones interdisciplinarias, publicaciones de acceso abierto y post doctorados.
El impacto normalizado de las publicaciones es la media del número de citaciones de las publicaciones de una universidad, normalizada por área de conocimiento y año de publicación. Solo el 24,66% de las universidades españolas se encuentra entre los grupos I y II, frente al 51,79% de las mundiales y el 51,22% de las europeas.
El indicador fondos externos de investigación mide la cantidad de recursos externos liquidados para actividades de I+D+i en relación con el personal docente e investigador (PDI) de la universidad. De las universidades españolas sólo el 32,88% se ubica en estos grupos, mientras que de las mundiales lo hace el 74,99% y de las europeas un 45,99%.
El indicador publicaciones altamente citadas hace referencia a la proporción de las publicaciones de una universidad que, comparada con otras publicaciones en el mismo ámbito y en el mismo año, pertenece al top 10% de las más citadas. Solo el 23,29% de las universidades españolas alcanza los grupos de rendimiento I y II y la mayoría se concentra en el grupo III (el 58,9%). Las universidades mundiales y europeas obtienen, en cambio, mejores resultados: el 52,17% y el 50,52%, respectivamente, se concentran en los grupos de mejor rendimiento.
En el indicador publicaciones interdisciplinarias, que refiere al grado en que las publicaciones incorporan referencias de publicaciones de otros campos científicos, las universidades españolas tienen un 52,05% de representatividad en los grupos I y II, mejorando el resultado de las universidades mundiales (48,98%) y acercándose a las europeas (52,96%).
De toda la dimensión, las universidades españolas destacan más en publicaciones de acceso abierto (publicaciones en revistas de acceso totalmente abierto), con un 91,78% de presencia en los grupos I y II, frente al 49,46% de las universidades mundiales y el 64,11% de las europeas.
En cuanto a los post doctorados respecto al PDI, las universidades españolas tienen una presencia en los grupos I y II del 87,14%, situándose por encima de las universidades mundiales (86,14% de universidades en los dos primeros grupos) y cerca de las europeas (90,19%).
Para la selección de indicadores de esta dimensión, la universidad que más presencia ha tenido en los grupos de mayor rendimiento ha sido la Pompeu Fabra, con cinco indicadores en grupo I y un indicador en el grupo II.
Relación entre universidades y transferencia de conocimiento
Para la dimensión de transferencia de conocimiento, se analizan seis indicadores: publicaciones con empresas, fondos privados, patentes con empresas privadas, spin-offs, publicaciones citadas en patentes e ingresos de formación continua.
El indicador publicaciones con empresas mide la proporción de publicaciones científicas realizadas en colaboración con empresas. Un 30,14% de las universidades españolas se encuentra entre los grupos de rendimiento I y II, en contraste con las universidades mundiales (50,61%) y las europeas (56,97%).
Los fondos privados son los fondos de investigación liquidados provenientes de fuentes privadas en relación con el PDI. En este indicador, un 36,99% de las universidades españolas se posiciona en los grupos de mejor rendimiento, frente al 46,71% de las universidades mundiales y el 41,91% de las europeas.
El de patentes con empresas privadas mide el porcentaje de patentes universitarias concedidas en las que al menos uno de los solicitantes era una empresa privada. Es el indicador de esta dimensión en el que mejor consiguen posicionarse las universidades españolas: el 72,22% está entre los grupos I y II, con resultados bastante mejores que el de las universidades mundiales (44,63%) y el de las europeas (53,71%).
En el porcentaje de spin-offs creadas por cada 100 PDI es donde, en general, hay menos universidades en los grupos de mayor rendimiento, tanto mundiales, como europeas y españolas, aunque las que más destacan son las primeras: 37,92% de universidades entre los grupos I y II, seguida de las europeas (33,85%) y de las españolas con el resultado más bajo del 10,14%.
Los resultados son más o menos homogéneos en las publicaciones citadas en patentes, indicador que refiere al porcentaje de publicaciones citadas en la lista de referencias de al menos una patente internacional: 48,05% de las universidades mundiales en grupos 1 y 2, 52,96% de europeas y 41,10% de españolas.
El último indicador analizado es ingresos de formación continua; es decir, ingresos liquidados directamente por la universidad y por los centros en los que tiene delegada la realización de actividades de formación continua, dividido por los ingresos totales de la universidad y de dichos centros. Aquí las universidades españolas obtienen mejores resultados que las europeas y las mundiales: el 56,94% se encuentra entre los grupos de rendimiento I y II, frente al 45,73% de universidades mundiales y el 43,27% de las europeas.
En los indicadores escogidos para la dimensión de transferencia de conocimiento, las universidades que más presencia han tenido en grupo I y II son la Carlos III, con cinco de los seis indicadores en grupo I y uno en el grupo III, a la que le siguen (en igualdad) Navarra y Mondragón, con cuatro indicadores en grupo I y un indicador en grupo III.
La orientación internacional de las universidades
Para la dimensión de orientación internacional se analizan cinco indicadores: titulaciones de grado impartidas en idioma extranjero, titulaciones de máster impartidas en idioma extranjero, movilidad de estudiantes, profesorado extranjero y publicaciones internacionales.
El indicador titulaciones de grado impartidas en idioma extranjero muestra el porcentaje de programas de grado que se imparte con al menos un 80% de los créditos en un idioma extranjero. Los resultados no son buenos para ninguno de los tres grupos de universidades analizados, siendo las universidades españolas las que más margen de mejora tienen ya que solo el 10,14% está entre los grupos de mayor rendimiento. Por su parte, la presencia de universidades mundiales en estos dos grupos es del 33,13%, mientras que las europeas suman un 31,08%.
En su homónimo para máster, titulaciones de máster impartidas en idioma extranjero, las universidades españolas bajan: el 9,86% se posiciona en los grupos I y II. Las universidades mundiales y europeas mejoran con respecto al grado: el 37,61% y el 40,92%, respectivamente, están en estos dos grupos.
La movilidad de estudiantes se refiere al porcentaje de estudiantes inscritos en un programa de intercambio con alguna universidad extranjera, entre los que se incluyen los participantes en el programa ERASMUS. Es el indicador con mejores resultados para las universidades españolas en esta dimensión, con el 88,89% en los grupos I o II. Las universidades mundiales ocupan un 54,78%, mientras que las europeas un 74,20%.
En cuanto al profesorado extranjero (proporción de PDI con una nacionalidad distinta a la española), son muy pocas las universidades de España en grupos de mayor rendimiento, solo el 18,06%, en contraste con las mundiales (46,41%) y las europeas (44,74%).
En cuanto a las publicaciones internacionales, porcentaje de publicaciones de la universidad realizadas en colaboración con al menos un autor de una institución extranjera, la presencia de universidades españolas en los grupos I o II supera a la de universidades mundiales, (60,27% frente a 53,86%), y es inferior a la de las europeas, que son el grupo más destacado con un 75,09% de instituciones en los grupos de mayor rendimiento.
Para esta dimensión, las universidades que más han destacado en los indicadores seleccionados han sido la Carlos III, que tiene tres indicadores en el grupo I y un indicador en el II (para el otro indicador no tiene datos); y la Ramon Llull, con tres indicadores en el grupo I y dos en el grupo II.
Las universidades y la contribución al desarrollo regional
Por último, Fundación CYD ha seleccionado cuatro indicadores para analizar la contribución al desarrollo regional: prácticas en empresas de la región, fondos de investigación regionales, publicaciones regionales y publicaciones con empresas de la región.
El indicador prácticas en empresas de la región mide el porcentaje de estudiantes de grado y máster que han realizado prácticas en la región donde está situada la universidad en relación con el número total de estudiantes que han realizado prácticas. En concreto, las universidades españolas suman el 71,01% en los grupos I o II, mientras que las mundiales son un 49,27% y las europeas un 45,07%.
Los fondos de investigación regionales son el porcentaje de los ingresos externos de investigación provenientes de la región donde está situada la universidad. En este indicador también obtienen mejores resultados las universidades españolas con el 83,33% entre los grupos I o II, duplicando en presencia a las universidades mundiales (38,5%) y a las europeas (40,48%).
En publicaciones regionales, porcentaje de publicaciones de la universidad en las que al menos uno de los coautores posee una filiación en una institución localizada dentro de un radio de 50 km de la universidad, los resultados de los tres grupos son muy similares: se encuentran entre los grupos de mejor rendimiento el 49,65% de las universidades mundiales, el 54,88% de las europeas y el 54,79% de las españolas.
El último indicador analizado es publicaciones con empresas de la región y mide el número relativo de publicaciones científicas en las que alguno de los autores tiene una filiación de una empresa de la región. Un 40% de las universidades españolas se concentran en los grupos de mayor rendimiento, superadas tanto por las mundiales (46,53%) como por las europeas (43,9%).
Para esta dimensión las universidades que más destacan son la Universidad de La Laguna y la Internacional de Catalunya, con tres de los cuatro indicadores seleccionados posicionados en el grupo I de mayor rendimiento.
Clases presenciales y remotas, espacios flexibles y polivalentes que favorecen la cooperación, el uso de nuevas tecnologías que facilitan el aprendizaje, mejoran el uso de los espacios y ayuda a crear entornos saludables y productivos… La pandemia de la Covid 19 ha generado retos y nuevas necesidades en la educación, provocando una re-evolución basada en la adopción anticipada de nuevos modelos y de múltiples tecnologías.
En este momento las personas, su aprendizaje, sus habilidades y su talento, también sus valores y su bienestar representan el centro de la transformación de la educación. Referencias como la diversidad, en todas sus variantes, la sostenibilidad, la tecnología, la salud, la naturaleza están presentes en las nuevas propuestas educativas. En este sentido, los espacios que forman parte de los procesos de aprendizaje, en toda su dimensión, también están cambiando para ser más inclusivos y adaptarse a las nuevas necesidades.
En el nuevo modelo, la educación se hace híbrida, combinando lo mejor de la formación online con lo más valioso de la presencial. Construyendo un modelo educativo más personalizado y dinámico que tiene en cuenta, además, otras competencias para conseguir estudiantes más motivados y comprometidos con su propio aprendizaje y, por tanto, con mejores resultados académicos, alineados con las habilidades emergentes en el mercado laboral como las indicadas en el último informe presentado por el Foro Económico Mundial (FEM) en el año 2020, “The Future of Jobs Report 2020”.
El aula trasciende…
Los entornos, las aulas evolucionan para cubrir todas las necesidades de sus usuarios con el objetivo de que puedan explotar al máximo su talento y creatividad sin perder de vista su bienestar. Cada espacio tiene su razón de ser y a la vez todos están interconectados entre sí para hacer más fácil la vida de las personas. El aula trasciende su concepto cerrado para abarcar todo el Campus. Cualquier espacio como jardines, pasillos, biblioteca, cafeterías, se convierten en lugares para conectar, compartir y adquirir conocimiento.
Los espacios monofuncionales y rígidos están dando paso a entornos multifuncionales, horizontales e integrados que requieren un equipamiento agile y smart. La organización del aula ya no es una cuestión estética, ni tan solo meramente práctica. Dependerá, pues, de la metodología didáctica que se use: Thinking spaces, Making spaces, Share spaces (pensar, hacer, compartir), pero también de la jerarquía relacional y social que se persiga la forma en que deberá estar distribuido el mobiliario en el aula.
Cool Working
Dando continuidad a la filosofía Cool Working, Actiu ahonda en la especialización y necesidades propias de estas nuevas tendencias y necesidades en la educación, resultado de un trabajo de campo realizado con la colaboración de expertos y usuarios finales de los espacios educativos.
Para crear espacios que potencien estos paradigmas y contribuyan al aprendizaje, los expertos coinciden en la necesidad de que los nuevos entornos reúnan, entre sus principales características aspectos como la flexibilidad del mobiliario, tecnología y conectividad, intercambio de conocimiento, o autonomía entre sus usuarios, entre otros aspectos.
Todo ello se materializa en su Guía “El Viaje de la Educación”, donde de la mano de un panel de expertos, alumnos y casos de éxito, propone un nuevo diálogo con el entorno basado en el diseño de espacios seguros que garanticen el aprendizaje.
Los centros escolares del siglo XXI reclaman nuevos modelos y tendencias pedagógicas a partir de las cuales los alumnos puedan convertirse en el centro de su propio aprendizaje.
No solo en las actividades que se desarrollan dentro del aula, sino en un contexto educativo que engloba mucho más allá de los espacios, los equipamientos o el material didáctico.
Es decir, además del colegio como contexto físico, es muy importante atender desde estos a la socialización e interacción entre todos los miembros de la comunidad educativa. Todos estos factores en conjunto brindarán y potenciarán, también, la autonomía de los alumnos.
De este modo, los espacios escolares forman así, parte de un contexto más emocional, colaborativo y, principalmente, con la capacidad de adaptarse a las necesidades que cada alumno reclama en base a sus habilidades y competencias.
En este sentido, desde los centros escolares debemos apostar por enfoques innovadores y flexibles con el objetivo de dirigir los sistemas educativos hacia una realidad global y que se encuentra en plena transformación no solo teniendo en cuenta el mundo en su conjunto, sino también, teniendo en cuenta las nuevas tendencias sociales y laborales.
Transformación de los espacios escolares
Como hemos mencionado, la educación reclama la trasformación de los espacios escolares y, por ello, debemos adaptarlos a las nuevas exigencias y perspectivas del siglo XXI. En este contexto, las instalaciones y las aulas de los colegios conforman una parte más de la actividad docente. Es fundamental que estos espacios sean organizados y se adapten a las nuevas exigencias metodológicas y tecnológicas.
Por ejemplo, en Mirasur School, colegio referente en el uso de nuevas metodologías y en innovación educativa, los amplios espacios interiores, permiten que los alumnos puedan trabajar y desarrollar sus competencias en ellos.
El objetivo de un colegio es que se respire aprendizaje en el ambiente, además de que los alumnos estén en contacto y con acceso a la información de manera constante. Para ello, debemos llenar los pasillos de proyectos que cuentan historias, proyectos con los que los alumnos se sientan identificados y desde los cuales los alumnos puedan adquirir información de valor para su formación.
En este contexto, tampoco debemos olvidarnos de la importancia que tienen los espacios específicos para el desarrollo de actividades que fomenten tanto la participación como la autonomía de los alumnos. Por ejemplo, laboratorios, aula de robótica, biblioteca, espacios co-working, sala de música, aula de inteligencias múltiples, salón de actos o espacios exteriores donde los alumnos puedan jugar y realizar ejercicio.
A modo de conclusión, el entorno escolar al que debemos aspirar es aquel que favorece un buen ambiente emocional y psicológico. Hablamos de un modelo de aprendizaje que suscita y refuerza el desarrollo de las facultades sociales y cognitivas de los alumnos. Los centros educativos son espacios de aprendizaje seguros, donde los docentes acompañan al alumno durante toda su etapa educativa y que la comunidad educativa a de sentir como propios.
El uso de la tecnología en educación puede ser considerado como un desarrollo natural de innovación y cambio de las aulas, aunque debemos ser conscientes de que no es el único camino para ser innovadores.
Actualmente, la sociedad y, en concreto la última crisis sanitaria, nos han condicionado este punto de vista, viendo a la tecnología como algo imprescindible para ir solventando esas dificultades de comunicación y cercanía a la cual nos enfrentamos cada día.
No es una sorpresa para nadie si afirmamos que tecnología y educación ya caminaban juntas antes de que estallara la pandemia y aunque el proceso se haya acelerado en el ámbito educativo debido a los confinamientos y las clases online como única opción, debemos tener muy claro el valor que aporta la tecnología a la educación y todo lo que nos puede dar la misma dentro de un aula va mucho más allá.
Qué ofrece la tecnología
La tecnología nos muestra disponibilidad, nos muestra inmediatez, nos facilita la personalización, pero también nos puede dar sorpresa, novedad, innovación y visión. Factores que, sumados a lo que ya conseguimos de forma natural en el aula, nos ayudan a crear nuevas experiencias de aprendizaje que, hoy por hoy, son muy atractivas para los niños y niñas de nuestra sociedad.
Debemos tener claro que la tecnología en educación debe desembocar en innovación y no en un cambio. Así pues, debemos entender la tecnología como la herramienta para mejorar algo que ya se está haciendo y debe estar contextualizada en el objetivo que queremos conseguir con nuestros alumnos. Sin duda, la tecnología se convierte en un valor necesario en nuestras aulas cuando, como profesores, entendemos estos conceptos y los llevamos a la práctica docente.
Mucho más que una tablet
De nada sirve cambiar una hoja de papel por una tablet si el objetivo es leer, ya que, como es lógico, en ambos escenarios el alumno podrá llevarlo a cabo de forma exactamente igual. Ahora bien, ¿qué ocurre cuando a esa lectura le añadimos interacción de vídeos o exploraciones con tecnologías como la realidad aumentada? Pues que entonces obtenemos una innovación en la manera en que enseñamos y, además, conseguimos atraer de forma más inmediata la atención de nuestros alumnos.
Por eso, hay algo que no podemos negar y es que, en la sociedad actual, el uso de estas tecnologías forma parte de la vida cotidiana de todos, adultos y niños, y que la misma está más cerca de los profesores que nunca. Si echamos la vista atrás hacia un pasado muy cercano, debemos asumir que hace unos años ni nos llegábamos a imaginar que recursos como la realidad aumentada o virtual podrían descender tanto en su complejidad y usabilidad como para poder trabajar con ellas en el aula o, incluso, crear contenidos propios y convertirse así en herramientas de trabajo y aprendizaje en el sector educativo. Pero ha pasado y, hoy por hoy, son herramientas que aportan beneficios y suman valor al aprendizaje en los centros escolares.
Más eficacia en las aulas
Por otro lado, estamos observando también que, desde el punto de vista del docente, las tecnologías más avanzadas como la Inteligencia Artificial nos están ofreciendo una mayor eficiencia dentro de las aulas, ya que las mismas nos permiten trabajar con plataformas que adaptan el ritmo de aprendizaje de los alumnos y que esto beneficia, por supuesto, su desarrollo académico y personal.
Debemos tener claro que la idea de trabajar con dispositivos en clase nos abre a los docentes, aún más, la obtención de un importante flujo de datos sumamente útiles para poder valorar el rendimiento de cada alumno, que va mucho más allá de evaluar su desempeño. Por ejemplo, gracias a estos dispositivos podemos establecer patrones que nos permiten ajustar los contenidos didácticos y los ejercicios para satisfacer mejor las necesidades de cada estudiante, ofreciéndoles, de un modo u otro, una educación personalizada que permitirá mayores resultados a todos los niveles.
Gestionar el aprendizaje
Otro de los puntos que debemos tener en cuenta a la hora de trabajar con la tecnología en el aula es saber gestionar el aprendizaje con estos nuevos recursos que incorporamos. Un dispositivo conectado a internet o usar otro tipo de tecnologías puede ser altamente beneficioso para enriquecer el contenido de nuestra asignatura, pero también puede ser altamente disuasorio si el profesor no esta bien formado para saber gestionar, guiar y mediar en esta tarea.
Lo que está claro es que uno de los principales objetivos de la tecnología educativa es trabajar sobre ese “canal” que une al profesor con su alumno, en mejorar esa línea de aprendizaje y llegar a nuestros alumnos de una manera más productiva y eficiente en los casos que sea necesario.
Por lo tanto, la tecnología es un valor que debe estar en nuestras aulas para seguir enriqueciendo la competencia digital de nuestros alumnos. Educamos y formamos personas para que vivan en una sociedad que está en continua evolución y transformación digital, si no somos capaces de darles esas herramientas necesarias para que puedan afrontar sus retos, nuestra labor como educadores no será completa.
Autor
Jorge Calvo Martín
Profesor – Responsable de Innovación y Tecnología en Colegio Europeo de Madrid
Cibersegurity & Datascience Education
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