La llegada de la pandemia supuso la cancelación de muchos planes, incluidos los de los estudiantes internacionales cuyo propósito principal era el de su formación en otro país. La llegada de alumnos de otros países del mundo es crucial, sobre todo si tenemos en cuenta que España es uno de los destinos favoritos de los estudiantes internacionales. Según el estudio “El Impacto Económico de los Estudiantes Internacionales en España”, nuestro país ha sido durante las últimas tres décadas el destino preferido de los alumnos internacionales.
La llegada de estudiantes favorece a España, porque además de la riqueza y variedad cultural que proporcionan estos alumnos, también hay una serie de razones económicas por las que la formación de estos jóvenes es beneficiosa. Según el informe anteriormente mencionado, los alumnos internacionales contribuyen de dos formas al sistema tributario español, por un lado, gracias a su gasto indirecto (que previamente a la pandemia alcanzó los más de 2.000 millones de euros) y por otro lado, su presencia aquí permite la contratación de profesionales cualificados y mantiene en pie negocios como tiendas, cafeterías o gimnasios.
Los estudiantes internacionales empiezan a volver
Según Margarita Servera, responsable de Marketing y Desarrollo de TBS en Barcelona, “en el momento en que la pandemia llegó, el movimiento de estudiantes quedó parado en seco. Sin embargo, las cifras se van recuperando”.
El 9,5% de los estudiantes de grado, máster y doctorado matriculados para el curso 2019/2020, eran extranjeros. De cara a los cursos siguientes y como consecuencia de la pandemia, muchas universidades y centros hicieron previsiones y calcularon un descenso de las matriculaciones de alumnos extranjeros. Sin embargo, muchos estudiantes siguieron adelante con su formación internacional. En el caso de la escuela TBS en Barcelona, por ejemplo, “hemos percibido una recuperación al alza del número de matriculaciones. Estamos en el camino de volver a las cifras prepandemia, incluso superarlas, al menos para Masters ya las sobrepasamos el año pasado”.
Retos del sistema educativo español
Después del golpe que supuso la pandemia para la presencialidad del sistema educativo, TBS en Barcelona se planteó nuevos retos a los que enfrentarse con tal de mantener el nivel de las clases y seguir fomentando el interés de los estudiantes internacionales en la educación española.
Para poder llevar a cabo esta internacionalización del sistema educativo, son necesarios muchos retos a los que se enfrentan las universidades y escuelas de nuestro país. La formación de personal cualificado o la digitalización del sistema educativo, son algunos de los retos clave para poder mantener la educación española a un alto nivel y así, mantener España como uno de los países predilectos en los que estudiar.
A estos retos, TBS en Barcelona añade otros, como por ejemplo “el diseño de programas educativos innovadores” o bien “el respeto a la inclusividad y la multiculturalidad en todos y cada uno de los ámbitos de la educación”.
La presencia de dispositivos conectados, más allá de los contextos laborales o de aprendizaje formal, es un hecho que envuelve lo cotidiano de casi todas las familias.
En tiempos de ocio, el uso de la tecnología genera riesgos para la seguridad y privacidad adicionales por ser entornos menos controlados desde el punto de vista de la seguridad y, donde la supervisión y el uso razonable entran en contradicción constante con prácticas abusivas que hemos normalizado peligrosamente en detrimento de tiempos de actividad física, ocio al aire libre, juego simbólico, lectura, etc.
Hay cada vez más voces de alarma ante lo que algunos autores llaman el “secuestro” de la atención (recomiendo leer a James William en “Clics contra la humanidad: Libertad y resistencia en la era de la distracción tecnológica”). Nuestros hijos demandan cada vez más tiempo de exposición y consumo en pantalla con nefastas consecuencias para su desarrollo cognitivo y social, porque el tiempo destinado al consumo digital implica dejar de hacer otras cosas necesariamente, entre otras, dormir menos.
Algunos estudios describen una deriva muy preocupante desde el punto de vista educativo y parece que entra en contradicción con la experiencia que hemos consolidado en tiempo de pandemia acerca que la tecnología pasa a ser un gran aliado para dar continuidad al aprendizaje y al trabajo por medios telemáticos de un modo híbrido. No obstante, se reconoce en la tecnología un acelerador del cambio y la innovación necesarios, aunque sin un propósito bien definido y una buena capacitación del profesorado y del alumnado, lleven al fracaso.
El problema está en el contenido
Esta contradicción es solo aparente porque el problema no radica en el uso profesional y educativo de la tecnología, aunque haya muchos matices a esta afirmación, sino en los tiempos de ocio en los que la tecnología ofrece acceso a plataformas no supervisadas que no verifican la edad mínima legal de uso y en las que el producto es nuestra atención y la de nuestros hijos.
El problema está en el contenido y lo vemos claramente para niños de corta edad, pero también el riesgo radica en que ese contenido es anzuelo para obtener datos con los que comerciar. Como dicen en el sector tecnológico, cuando el servicio es gratuito normalmente el producto eres tú.
¿Por dónde empezar y de qué forma podemos ayudar a nuestros hijos a hacer un uso más razonable y menos abusivo de la tecnología? Os sugerimos algunas acciones:
0 Tecnología en tiempo de ocio antes de los 6 años de edad
Hay suficiente evidencia para sostener esta afirmación y comprender que no hay ningún beneficio y sí muchos riesgos e incluso un impacto negativo en el desarrollo de los niños que usan tecnología desde temprana edad.
Planificar el tiempo de uso de la tecnología
Para evitar que los niños le dediquen un tiempo excesivo al ocio digital, debemos establecer un equilibrio y fomentar otras actividades que ocupen su tiempo de ocio. Por ejemplo, mediante actividades que desarrollen su creatividad, el deporte o las relaciones sociales.
Para controlar el tiempo, podemos recurrir a un contrato familiar que afecte no solo a los niños, sino a todos los miembros de la familia, y también a dispositivos y software de control parental y de supervisión de nuestra red doméstica y el dispositivo de nuestros hijos.
Conversar con nuestros hijos sobre su experiencia con la tecnología
Establecer tiempos en los que hablar sobre el uso que hacemos de la tecnología. Es claro que van a producirse situaciones problemáticas a las que tendremos que dar respuesta y ofrecer apoyo a nuestros hijos.
Como nosotros, están aprendiendo a desenvolverse en este entorno digital con la diferencia que ellos no tienen nuestra experiencia previa sin el uso de la tecnología.
No caer en la trampa de los juegos educativos digitales
Los términos “Juego educativo” y “digital”, sin mediación de un profesional, son términos casi contradictorios. Hay otras muchas opciones de juego que no son digitales que implican un verdadero beneficio para todos los que juegan.
Si no se nos ocurren, razón de más para introducir la dramatización, el juego simbólico (hagamos un cohete con una caja de cartón), juguemos a enredos, construir lego o montar historias con muñecas o con playmobil, pintemos con acuarela, usemos arcilla moldeable, etc.
Retirar los móviles de la mesa
Durante las comidas debemos alejar la tecnología de la interacción. Haciendo que no sea visible, favorecemos la interacción social y la atención plena en el tiempo presente.
En palabras de Michel Desmurget en su libro “La fábrica de cretinos digitales”, podemos establecer tres conclusiones sobre el uso abusivo de tecnología que nos deben animar a comprometernos por llevar a cabo acciones educativas compensatorias:
El tiempo que dedican nuestros hijos a actividades digitales lúdicas, no sólo es excesivo, sino que está creciendo a un ritmo cada vez más acelerado.
Los comportamientos de uso pueden cambiarse, pese a que se nos anime a veces a cierto derrotismo e indefensión, podemos y debemos actuar estableciendo límites claros y siendo coherentes con ellos también como adultos.
El impacto negativo a nivel cognitivo y para el desarrollo de los niños comienza mucho antes de lo que se había previsto y por ello se nos anima a 0 consumo digital en ocio antes de los 6 años y luego poner límites diarios y añadir supervisión.
Os animamos a ser proactivos y comenzar a poner en marcha algunas o todas las propuestas descritas e iniciar un proceso de reflexión para recuperar el control.
Autor
Miguel Ujeda Gálvez, director de Innovación Mirasur School
El año 2020 estuvo marcado por una crisis global que, además del severo impacto sanitario, ha creado un profundo desajuste en el mercado laboral ahondando en la incertidumbre y la inseguridad de los y las jóvenes españoles a la hora de afrontar un proyecto de futuro.
El Índice de Desarrollo Juvenil Comparado 2021 no tiene en general resultados muy alentadores. Prácticamente todos los países y territorios retroceden respecto a los logros alcanzados en la edición anterior de 2020 y los sectores responsables son claramente el empleo y la emancipación.
Sin embargo, en comparación con la media de la UE-27, España se sitúa por encima en el grado de desarrollo juvenil de Vida/Salud y, sobre todo de uso y manejo de TIC que mide el avance juvenil en ámbitos como el acceso y el uso de Internet, pero también en las capacidades digitales desde áreas como la comunicación digital, la información digital, la resolución de problemas y el manejo de software de la población joven entre los 16 y 29 años.
Diez comunidades por encima de la media UE
Son diez las Comunidades Autónomas españolas que superan la media de la UE. Con La Rioja a la cabeza -a la altura de Dinamarca o Países Bajos, destacan también País Vasco, Castilla-La Mancha, Murcia, Cantabria, Madrid, Cataluña, Extremadura, Andalucía y Comunidad Valenciana.
Son datos extraídos del Índice Sintético de Desarrollo Juvenil Comparado (ISDJC-2021) elaborado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de Fad, en el marco del ProyectoScopio, un proyecto global de recopilación, sistematización y obtención de datos para el análisis de la realidad y socialización juvenil que se realiza gracias al apoyo de Banco Santander y Telefónica.
El Índice, que se renueva anualmente, está elaborado a partir de datos relativos a educación, empleo, emancipación, vida/salud y uso de TIC. En él se ofrece una fotografía fija que permite medir el avance en materia de desarrollo juvenil de manera comparada en los 27 países de la Unión Europea (UE-27) y, a nivel de España, en las 17 Comunidades Autónomas. Además, la elaboración en años sucesivos permite ver la evolución de los diferentes parámetros desde el año 2009.
Los datos han sido presentados hoy en Madrid por la directora general de Fad, Beatriz Martín Padura, y la subdirectora del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de Fad, Anna Sanmartín.
España en el contexto europeo
El Índice de Desarrollo Juvenil 2021 de España es de 5,012 [en la escala 0-10] y ocupa la posición 35 del ranking general, de un total de 45 territorios analizados. España, con un amplio margen de mejora en desarrollo juvenil, se ubica 17 posiciones por debajo de la media europea y solo por delante de los tres últimos: Italia, Bulgaria y Rumanía.
La media de desarrollo juvenil de la UE se sitúa en 5,927 y solo la Comunidad de Madrid logra superar esta media europea global y País Vasco llega a rozarla, aunque sin superarla. En la parte baja de la tabla –sólo por delante de Italia, Bulgaria y Rumanía- se encuentran Castilla-La Mancha, Canarias e Islas Baleares.
Empleo y emancipación grandes retos de España
La mala posición española en el ISDJC 2021 tiene que ver fundamentalmente con los resultados obtenidos en las variables de empleo y emancipación que lastran el resultado global del índice.
La crisis del COVID19 ha impactado de forma clara en toda Europa, pero de forma más acusada en España que ha visto interrumpida abruptamente la trayectoria de mejora que se venía produciendo durante el periodo 2016-2020.
La posición rezagada de España en la dimensión EMPLEO se debe no solo a las malas cifras en los niveles de empleo, sino también a la mala calidad del mismo, con altas tasa de temporalidad y parcialidad involuntaria.
Desempleo juvenil (15-29 años): 29,20%en España frente a 13,30% en UE.
Temporalidad: España tiene la mayor proporción de población joven que trabaja con contrato temporal de toda la UE (52%), tasa que supera en casi 20 puntos a la media UE.
Parcialidad involuntaria: El 51,6% de jóvenes que trabajan a tiempo parcial en España, lo hacen de manera involuntaria porque el mercado laboral no les permite incorporarse a tiempo completo. En la UE la media es de 25,6%
Los efectos de la crisis en el empleo han repercutido también negativamente en los niveles de emancipación de la juventud española. De forma retrospectiva vemos que, en más de una década, España no ha logrado alcanzar los niveles de emancipación de 2009.
En España, solo 6 de cada 100 jóvenes puede emanciparse entre los 20 y los 24 años y poco más de un tercio lo hace entre los 25 y los 29 años. Situación que traza una brecha de aproximadamente 19 puntos porcentuales con la media europea, en ambos casos. El retroceso en las oportunidades de emancipación es ya un fenómeno prolongado, y lo es más en los hombres, que tienen menores tasas que las mujeres.
Educación: País Vasco y Madrid a la cabeza de Europa
El Índice de Educación sigue una trayectoria positiva desde 2009, tanto para España como para el conjunto de la UE, gracias a mejoras en muchos ámbitos. Es destacable el incremento de la tasa de participación en Educación Superior que en España se sitúa en un 33%, casi 10 puntos porcentuales más que en 2009.
Otro indicador destacable es la tasa de abandono escolar temprano, que disminuye casi 15 puntos en España, reduciendo así la brecha con la media europea. Disminución que, sin embargo, es insuficiente ya que después de Malta, España tiene el peor registro de abandono escolar de los países de la UE.
Otra asignatura pendiente es el aprendizaje de al menos dos idiomas extranjeros: mientras que en España se sitúa en 26,9% en Educación secundaria postobligatoria, en Europa esta proporción es alrededor del 60%.
En Educación, España ocupa globalmente un lugar ligeramente inferior a la media de desarrollo en este ámbito de la UE (se mantiene en la posición 28, como en 2020). Sin embargo, existen siete Comunidades Autónomas que la superan: País Vasco, Madrid, Navarra, Asturias, Castilla y León, Cantabria y Galicia. De hecho, las dos primeras se sitúan a la cabeza del ranking europeo por delante de países como Países Bajos, Suecia, Finlandia o Dinamarca.
Por contra, algunas Comunidades Autónomas como Extremadura, Castilla-La Mancha, Canarias o Islas Baleares se encuentran en las últimas posiciones de la tabla.
Vida/Salud y uso de las TIC: Puntos fuertes de España
En la presente edición, España mejora en esta dimensión y se mantiene por delante de la UE, como viene ocurriendo en todas las ediciones anteriores.
Se pueden señalar importantes avances en la dimensión de Vida/Salud en el periodo 2009-2021, principalmente aquellos que tienen que ver con la disminución de tasas de mortalidad juvenil, tanto la mortalidad bruta (por todas las causas), como en las tasas de mortalidad por causas externas como el suicidio (3,8 por cada 100.000 personas entre 15 y 29 años en España, 6,7 cada 100.000 en la UE) y los accidentes de transporte. En todas, España presenta tasas mucho más bajas que la media europea.
En esta dimensión hay 10 Comunidades Autónomas españolas que superan la media de la UE. Con La Rioja a la cabeza -a la altura de Dinamarca o Países Bajos-, destacan también País Vasco, Castilla-La Mancha, Murcia, Cantabria, Madrid, Cataluña, Extremadura, Andalucía y Comunidad Valenciana.
El Índice de USO DE TIC evidencia una mayor presencia y convivencia de la población joven con el mundo digital. España destaca en esta dimensión por tener un índice TIC alto con respecto a la media europea. Llama la atención la enorme brecha digital entre jóvenes de la misma edad dentro del contexto europeo con Cantabria a la cabeza de Europa y Bulgaria en la última posición.
El Índice parcial de TIC mide el avance juvenil en ámbitos como el acceso y el uso de Internet, pero también en las capacidades digitales desde áreas como la comunicación digital, la información digital, la resolución de problemas y el manejo de software de la población joven entre los 16 y 29 años.
Los bloques de desarrollo europeo
El modelo nórdico, con países como Suecia o Dinamarca, es el que en conjunto se encuentra mejor posicionado en el ranking general de desarrollo juvenil. Se trata de un modelo que sitúa al Estado como garante de la igualdad de oportunidades. Son países que alcanzan globalmente muy buenos resultados sobre todo en emancipación, donde se sitúan a la cabeza indiscutible de Europa, gracias a sus políticas públicas de inserción adulta. Sin embargo ocupan posiciones más bajas –aunque siempre por encima de la media UE- en empleo y educación, y en algunos aspectos específicos de vida/salud se encuentran incluso por debajo de la media.
Los países pertenecientes al modelo anglosajón, de los que sus mejores ejemplos serían Países Bajos, se caracterizan por su marcada orientación individualista y la nula intervención del Estado en materia de protección juvenil, salvo en casos de necesidad. Consideran el mercado como principal agencia de asignación de oportunidades vitales por lo que consiguen muy buenos resultados en los datos de empleo y, por supuesto, emancipación. También en vida/salud al propiciarse la creación de núcleos familiares a edades relativamente tempranas. Sin embargo, la temprana inserción de los jóvenes anglosajones en el mercado laboral provoca que los datos en desarrollo educativo sean significativamente peores.
La Europa continental, Alemania como prototipo, es más familiarista que individualista. Considera a la familia como responsable del desarrollo juvenil, sin apenas ayudas estatales salvo subsidiarias. En casi todos los indicadores se mantienen en línea con la media UE: por encima en empleo y emancipación, y por debajo en educación.
El bloque Mediterráneo…
El bloque mediterráneo –España, Italia, Grecia y Portugal- presenta un modelo histórico y cultural claramente familiarista que se basa en la convicción de que la familia es responsable de mantener a los y las jóvenes hasta que puedan emprender su proyecto vital. La escasez de políticas públicas de vivienda o de inserción laboral, sumado a los malos datos de empleo, aboca a los jóvenes a permanecer hasta edades tardías bajo la dependencia familiar.
Eso explica el extraordinario retraso en las edades de emancipación en estos países o las bajas tasas de fecundidad y nupcialidad. Sin embargo, debido precisamente al elevado desempleo y la precariedad laboral, los jóvenes mediterráneos optan por prolongar sus estudios consiguiendo niveles de sobrecualificación en estudios superiores y muy buenas posiciones en casi todos los indicadores educativos. También logran unos índices de vida/salud muy superiores a la media europea al estar protegidos en su entorno familiar.
A la cola de desarrollo juvenil europeo se encuentran los países de la Europa Oriental. Ejemplos de este modelo de desarrollo serían Rumanía o Bulgaria. Son países que, debido a su democratización reciente, presentan unos niveles de protección social muy inferiores al resto de Europa, con grave escasez de políticas públicas de inserción adulta que arrojan unos niveles de desarrollo juvenil muy bajos.
La IX edición de los Premios al Voluntariado Universitario, que promueve la Fundación Mutua Madrileña, ha recibido un total de 78 candidaturas en las que colaboran cerca de 2.000 alumnos que estudian en 57 universidades (cerca del 70% del total de centros universitarios de España). Estos galardones buscan reconocer y dar visibilidad a la labor solidaria de los estudiantes, así como ayudar económicamente al impulso y sostenimiento de los proyectos de voluntariado.
En esta edición, las iniciativas presentadas benefician de forma directa a unas cien mil personas y se realizan en colaboración con 73 entidades sin ánimo de lucro que desarrollan sus iniciativas tanto en España como en países en vías de desarrollo.
Los proyectos de cooperación internacional encabezan la participación en esta convocatoria y suponen el 36% de las candidaturas presentadas, lo que demuestra que se van superando las limitaciones de movilidad generadas por la pandemia. Se trata de iniciativas que buscan proporcionar recursos sanitarios, educativos, alimenticios o de infraestructuras a países de África y Latinoamérica, fundamentalmente.
El resto de proyectos está vinculado a la atención a menores, personas con diversidad funcional y colectivos en riesgo de exclusión social. Asimismo, y fruto de las necesidades que han salido a la luz especialmente a raíz de la pandemia, en esta edición se ha notado un incremento de los programas destinados a fomentar la participación de los jóvenes en actividades de voluntariado. Así el 9% de los programas presentados persigue atraer a los jóvenes hacia actividades solidarias.
Los universitarios madrileños lideran el voluntariado
Por su parte, las universidades madrileñas, con alumnos procedentes de 21 centros universitarios, son las más representadas en esta convocatoria, seguidas de las universidades andaluzas, valencianas y catalanas (seis respectivamente). No es de extrañar, por tanto, que uno de cada tres programas (el 34%) transcurran en el entorno de la Comunidad de Madrid.
Criterios de valoración
Los premiados se darán a conocer a principios del mes de febrero de 2022 y de su elección se encargará un jurado compuesto por los miembros del Patronato de la Fundación Mutua Madrileña. Entre otros criterios se valorarán aspectos cualitativos como el grado en que la acción de voluntariado mejora la vida del colectivo o ámbito beneficiario, así como la aportación de enfoques innovadores en la actividad. También se tendrán en cuenta otros aspectos cuantitativos, como el volumen de estudiantes implicados, el tiempo destinado a la actividad o el número de personas beneficiadas, entre otros.
La Fundación Mutua Madrileña apoyará a los seis proyectos que resulten ganadores con 35.000 euros (10.000 euros para el primer premio y 5.000 euros para los otros cinco proyectos finalistas).
Ganador de la VIII edición
El primer premio de la pasada edición recayó en un grupo de 25 estudiantes de la Universidad Loyola por el proyecto “Creando vínculos”, impulsado por la Congregación de las Religiosas de Jesús-María, y que ofrece apoyo escolar y actividades de ocio a niños en situación de pobreza de la barriada sevillana Polígono Sur, una de las zonas más deprimidas de España. En total concurrieron 75 iniciativas en las que participaron más de 2.000 alumnos de 78 universidades y 71 ONG, y en su conjunto benefician de forma directa a 160.000 personas.
Vivimos en una sociedad cada vez más interconectada en la que la tecnología se ha consolidado como la herramienta del futuro. Además, no es ningún secreto que la pandemia provocada por el Covid – 19 ha estimulado la transformación del mundo en el que vivimos. Este contexto, no solo se da a nivel social, sino que también, se ha traslado a los centros escolares. Un nuevo entorno en el que priman las aulas colaborativas, las tecnologías emergen como facilitadoras del aprendizaje y los entornos virtuales o híbridos cada vez cogen más peso.
Es por ello, que desde Hastings School, uno de los centros pioneros en educación internacional británica de la Comunidad de Madrid, nos acercan las que serán las tendencias educativas protagonistas este año 2022 y que, sin duda, marcarán el futuro de las aulas. Todo ello, con la principal premisa de convertir el aprendizaje en un proceso divertido, estimulante e interactivo.
1. Aulas colaborativas
Esta modalidad educativa cada vez está cogiendo más peso en los entornos educativos. El objetivo último es que los alumnos participen en clase de manera más proactiva y compartan sus propios conocimientos, es decir, que el aprendizaje sea dirigido por los propios estudiantes y que la comunicación alumno-profesor sea más eficiente.
2. Personalización
Desde las aulas tenderemos a construir el aprendizaje desde las habilidades de cada alumno. De este modo, prepararemos a los alumnos del siglo XXI para los nuevos perfiles que reclama el mercado laboral actual: trabajo en equipo, habilidades sociales, capacidad para afrontar retos y superarlos, inteligencia emocional, creatividad y pensamiento crítico.
3. Tecnología emergente
Es importante que, desde las aulas, aprovechemos de manera didáctica los que se proponen como nuevos ambientes de aprendizaje y que nos permitan desarrollar la acción docente. Para ello, debemos introducir a los alumnos en los conocimientos esenciales de robótica, realidad virtual o programación.
4. Salud mental en la educación
En los últimos años, lo que era una tarea pendiente, se ha convertido en la prioridad para los centros escolares. Por ello, se han implementado servicios de apoyo, por ejemplo, en Hastings School, desde hace varios años, existe el coordinador de Salvaguardia y protección infantil.
5. Educación híbrida
La pandemia ha acelerado la digitalización y la internacionalización de la formación, por ello, debemos adaptarnos a este nuevo contexto desde los centros escolares y potenciar el e-learning.
Todas estas tendencias llevadas a las aulas permiten que los alumnos estén más conectados con sus vidas, se cree un marco de colaboración en las aulas y los alumnos finalicen sus estudios escolares más preparados para su futuro.
El acceso a la tecnología y el uso que hacen los estudiantes de ella se está convirtiendo en un punto clave para el sector educativo. Los adolescentes españoles invierten de media 6h y 12 minutos diarias frente a las pantallas, multiplicando por 4 el uso recomendado, según un estudio llevado a cabo por la Universidad de Zaragoza.
Ante esta realidad, el papel de las escuelas es clave para asegurar un uso responsable y consciente. Sin ir más lejos, según datos de Google España, 8 de cada 10 españoles de entre 14 y 16 años reclaman formación específica de los peligros sobre Internet en sus centros educativos.
“La tecnología es una gran oportunidad para los jóvenes, ya que ofrece muchas ventajas, pero también riesgos”, explica Emma Overton, coordinadora del programa de Estrategia Digital de The British School of Barcelona. “Se trata de dar a los alumnos las herramientas necesarias para que ellos mismos puedan hacer un uso responsable de forma autónoma”.
En esta línea, The British School of Barcelona, recientemente acreditado como uno de los mejores colegios británicos del mundo por el gobierno británico, lleva años trabajando con sus alumnos en el desarrollo de competencias digitales y su aplicación en el aula para mejorar la experiencia de aprendizaje de las diferentes materias.
Overton explica que la formación digital es esencial en todas las etapas, empezando por los más pequeños, y que es importante reflexionar conjuntamente sobre los beneficios que aporta y los desafíos que implica. “Antes de poner en marcha nuestro programa de Estrategia Digital en todo el colegio analizamos minuciosamente el enfoque más adecuado y contamos con el consejo de expertos como Mark Anderson, gurú de las TIC aplicadas a la educación, para desarrollar el plan de acción a medio y largo plazo”.
¿Cómo conseguir que los niños hagan un uso responsable de la tecnología?
The British School of Barcelona en colaboración con Anderson proponen algunas claves para enseñar a niños y jóvenes a desarrollar un sentido crítico a la hora de hacer uso de las herramientas digitales:
1. Incorporar la tecnología únicamente en las áreas donde aporten valor
El hecho de que se pueda hacer una actividad usando la tecnología, no significa que necesariamente se deba utilizar. Desde BSB aconsejan no convertir la tecnología en el centro de todo, sino evaluar primero en qué áreas permite reforzar el aprendizaje, cómo añade valor a determinadas tareas, y de qué manera beneficia a los alumnos para mejorar sus habilidades futuras. La clave está en utilizar las herramientas digitales de forma moderada y equilibrada.
2. Enseñar a los jóvenes a ser ciudadanos digitales responsables y liderar su propio aprendizaje
Los jóvenes deben conocer las consecuencias de su presencia en Internet y del uso que hacen de las redes sociales, y debemos enseñarles a gestionar una huella digital responsable. Asimismo, es crucial ayudarles a desarrollar el pensamiento crítico que les permita detectar las noticias falsas y los contenidos potencialmente peligrosos.
“Debemos inculcar unos valores y destrezas que vayan más allá de la tecnología y que les preparen para liderar proyectos auténticos y reales, preparados para el futuro, con seguridad y profesionalidad”, explica Overton.
3. Aceptar que la digitalización es un proceso largo y que preparar a los jóvenes lleva tiempo
Tan importante como conocer el potencial de la tecnología es saber dedicar tiempo al proceso de integración de los recursos disponibles. Anderson destaca que es imprescindible hacer un acompañamiento gradual en el aprendizaje del buen uso de internet de forma que los niños descubran sus posibilidades poco a poco y de forma constructiva.
“Es como aprender a montar en bicicleta. Les enseñamos, les acompañamos, y no les quitamos los ruedines hasta que vemos que ya están preparados, y aún así les seguimos ayudando para que no se caigan. Con la tecnología pasa algo similar: si bien debemos crear oportunidades para que los alumnos se familiaricen con ellas, estas deben ser adecuadas a cada situación y apropiadas para la edad de cada niño.”
4. Involucrar a todo el entorno del niño
BSB y Anderson coinciden en que no es posible implantar una estrategia digital en el colegio de forma aislada. “Además de los alumnos, es imprescindible contar con la participación del profesorado y de las familias, y en este sentido la formación de todos ellos es una prioridad en BSB”, destaca Overton.
Así pues, los mismos principios de ciberseguridad, filtrado, tiempo de exposición y ciudadanía digital que se enseñan en el colegio deben regir en el hogar. Y para ello es fundamental ofrecer orientación a las familias de forma regular. “En BSB esto lo hacemos a través de talleres prácticos y charlas con expertos en tecnología y educación.”
Tal y como apunta este estudio, en el curso académico 2021-2022, las universidades españolas han ofrecido 148 acciones formativas de postgrado, 16 cátedras y 3 doctorados relacionados con la economía social, con un cómputo total de 167 acciones.
Así, frente a los 29 cursos de postgrado que había en 2015, cuando se comenzó a registrar el dato, este tipo de formación se ha incrementado un 410,34% en los últimos 6 años.
El informe revela que actualmente el 64 % de las universidades españolas ofrecen algún curso sobre emprendimiento, creación y gestión de empresas de economía social, siendo 49 de las 76 universidades asociadas a la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE) las que disponen de este tipo de formación.
El documento, realizado anualmente por CEPES, muestra las diferentes modalidades de formación existente en materia de economía social, incluyendo tanto los cursos vinculados directamente con este modelo empresarial como aquellos que contemplan a la economía social dentro de su programación y planes de estudio o que se centran en alguna de sus diferentes modalidades jurídicas.
Cataluña y Madrid, a la cabeza en este tipo de formación
De las 148 acciones formativas de postgrado y 3 doctorados relacionados con la Economía Social en el curso 2021-2022, 32 se desarrollan en Cataluña y 27 en la Comunidad de Madrid. Le siguen Castilla y León, con 20 cursos, País Vasco, con 18, y la Comunidad Valenciana, con 17. A continuación le siguen Andalucía, con 12, Región de Murcia, con 7, y Castilla-La Mancha, con 4.
Además, este curso académico se han ofrecido 3 cursos de ámbito estatal, mientras que las comunidades autónomas de Aragón y Asturias han contado con 2 cursos cada una de ellas, y Cantabria, Extremadura, Galicia, Islas Baleares, Islas Canarias, La Rioja y Navarra han ofertado 1 curso cada una de ellas.
Mayor oferta online
El informe también señala que los cambios experimentados en los últimos tiempos han propiciado una mayor oferta online de este tipo de formación, siendo el 40% de los cursos disponibles este curso 2021-2022 online, mientras que el 31% ha sido presencial y el 29% semipresencial.
Mayor necesidad de conocimiento y profesionalización
El objetivo principal de este informe es visibilizar la oferta formativa de postgrado que existe en cada curso académico dirigida a fomentar el conocimiento y la profesionalización sobre los modelos empresariales de la economía social, debido a que la formación que las universidades ofrecen a sus alumnos en los grados relacionados con estudios empresariales no aborda suficientemente los conocimientos especializados en economía social, por lo que los alumnos se ven obligados a cursar formación de postgrado que complemente esas carencias.
El presidente de CEPES, Juan Antonio Pedreño, explica que “el incremento en el número de cursos de postgrado sobre economía social registrado en los últimos años es una muestra más del interés de la sociedad por este modelo empresarial y, por ende, de los alumnos y docentes. Tras la crisis de la pandemia, es un hecho que la recuperación demanda empresas de economía social, que generan empleo estable y de calidad, paritarias e inclusivas, competitivas y responsables, democráticas y solidarias, que no se deslocalizan y demuestran que es posible aunar rentabilidad económica y de calidad con un impacto social”.
Sin embargo, desde CEPES apuntan a “la necesidad de seguir potenciando desde el sector académico la formación específica en economía social, tanto en cursos de postgrado, como ya se está haciendo, como en los propios estudios de grado, debido a la falta de conocimiento existente por parte de alumnos y empresas, así como la todavía limitada oferta existente en el mundo académico”. Reclaman, por tanto, una mayor ampliación, fomento y difusión de la oferta formativa existente y hacerla extensiva a todas las etapas de la educación superior.
El arte juega un papel fundamental en el desarrollo de los niños. Diversos estudios han demostrado que aquellos que crecen en un ambiente artístico desarrollan mayores habilidades para la lectura, el cálculo o la escritura, entre otras.
A pesar de la evidencia, desafortunadamente, en numerosas ocasiones, las enseñanzas artísticas son relegadas a un segundo plano, tanto por los colegios como, incluso, por muchas familias en nuestro país. Tocar un instrumento, cantar, bailar, dibujar, pintar o modelar son actividades ampliamente beneficiosas para el progreso educativo, emocional y biológico de los niños. Por ello, desde los centros educativos se debería fomentar mucho más un enfoque pedagógico centrado en la creación y la educación artística. Todo ello, potenciando diferentes disciplinas y, sobre todo, desde edades tempranas.
A través de las artes, los niños estimulan el ingenio, aprenden a relacionarse con los demás, explorar el mundo que les rodea, tomar conciencia de la realidad o expresarse. Sin duda, crecer practicando diferentes actividades artísticas hace que los niños experimenten una gran evolución en el desarrollo de sus capacidades. Entre las más destacables se encuentran:
Desarrollo cognitivo. Gracias a las artes, los niños progresan en áreas relacionadas con los números, la representación simbólica, la resolución de problemas o la memoria. Por otra parte, estas también ayudan a mejorar su capacidad de concentración.
Desarrollo personal. Las artes proporcionan a los pequeños grandes oportunidades para expresar libremente su creatividad e imaginación, potenciando, además, su inteligencia emocional. Asimismo, estas permiten aumentar su autoestima y confianza en ellos mismos.
Desarrollo social. En muchas ocasiones, este tipo de actividades artísticas se desarrollan en grupo, por lo que los niños se forman en la cooperación y son conscientes de su aportación al grupo.
Desarrollo lingüístico. Las actividades artísticas son una gran forma de expresión personal. Por ello en la medida en la que los niños practican las artes y aprenden a presentar sus propios trabajos, también experimentan una enorme evolución en su capacidad de comunicación verbal y no verbal.
Desarrollo psicomotriz. La coordinación, el sentido del ritmo y los músculos más pequeños son estimulados a través de las diferentes formas de expresión artística.
Por estos y muchos más motivos, el aprendizaje artístico es esencial en el crecimiento de los más pequeños. Desde los centros educativos debemos desarrollar proyectos que apuesten por este tipo de prácticas desde edades tempranas y se mantengan a lo largo de toda la etapa educativa.
Las familias, por su parte, también juegan un rol esencial en esta tarea: es importante que familiaricen a los pequeños con extraescolares relacionadas con las artes o, al menos, realicen actividades en familia como visitar museos, conciertos, teatros o galerías de arte. Además, es muy importante animar a los niños a formarse en alguna disciplina concreta y hacerles sentir libres y cómodos para expresar sus opiniones y explorar sus capacidades.
Por Sarah Hodgson
Directora de Artes de ICS, International College Spain
La Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada en 1948 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, supuso una firme apuesta hacia la libertad, la justicia e igualdad de todos los ciudadanos del mundo. Pese a ello, hoy en día, ciertos países siguen sin estar de acuerdo en muchos puntos.
Los derechos contenidos dentro de esta Declaración han de ser conocidos por todos, por lo que, su enseñanza desde los centros escolares es crucial. Por un lado, la educación es uno de los elementos esenciales en el desarrollo y progreso de la sociedad. Y, por otro lado, este mismo derecho fundamental dota a las personas de las capacidades necesarias para desarrollar su pensamiento crítico y capacidad de análisis.
En este sentido, los colegios juegan un papel fundamental para dar a conocer y familiarizar a sus alumnos con los derechos contenidos en la Declaración. Además, para facilitar y mejorar esta comprensión, es positivo que se introduzcan en los proyectos educativos acciones para explicar cómo se están llevando a la práctica estos derechos humanos en el entorno en el que vivimos, pero también en el resto de las partes del mundo.
Objetivos a alcanzar
La sensibilización, solidaridad y desarrollo de la empatía hacia aquellas personas que no disponen de estos derechos son claves de cara a impartir su enseñanza. Entre otros, algunos objetivos que se pretenden alcanzar mediante la instrucción desde los centros educativos son:
Que los alumnos sean capaces de nombrar los derechos contenidos en la Declaración.
Que estos sean conscientes de que, en ciertas ocasiones, los jueces deben tomar decisiones difíciles relativas a los derechos humanos.
Y que los alumnos tengan las competencias necesarias para poder desarrollar un pensamiento crítico y utilicen las técnicas persuasivas y el lenguaje más apropiado al escribir y presentar.
De cualquier modo, no hay mejor aprendizaje que el que se vive de primera mano. Por ello, los colegios han de mostrarse como modelos de inclusión, fomentando la igualdad, la libertad, la convivencia y el respeto hacia los demás, haciendo visible el compromiso colectivo con los derechos contenidos en la Declaración.
Además de las actividades desarrolladas dentro del centro educativo, fuera de este, las familias deben también contribuir al aprendizaje de sus hijos con los derechos humanos. Mediante actividades como la lectura, el cine, los documentales, el teatro, la música o los intercambios entre colegios, entre otras muchas cosas más, los más pequeños aprenden y desarrollan su pensamiento crítico y analítico a la vez que estimulan su intelecto.
De cara al futuro, los niños que han crecido en este tipo de ambientes tendrán mayores facilidades para enfrentarse a su futuro personal y profesional, gracias a su capacidad de análisis y sus facultades para juzgar objetivamente y resolver problemas.
Por Sarah Ebery
Directora de TEMS, The English Montesorri School
La Universidad Complutense de Madrid ya ofrece -en colaboración con Virtual Voyagers y Empower Talent-, la primera propuesta formativa en español a nivel mundial con un enfoque integral en la industria del Metaverso. Un Diploma y un Certificado, ambos títulos propios de la Facultad de Ciencias de la Información UCM, en modalidad no presencial, que dará formación en tres áreas principales: negocio, experiencia de usuario y desarrollo. La nueva oferta formativa es pionera en nuestro idioma y ha sido presentada en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid.
Según Edgar Martín-Blas, CEO de Virtual Voyagers, “el cambio de nombre de Facebook por Meta, y en consecuencia, de prioridades en cómo entendemos internet nos llevará a prescindir de las pantallas y a abrazar un mundo digital que se fusionará con nuestra propia realidad. Porque como Zuckerberg ha declarado, “el vídeo no es el final del camino”.
Y es que, en vez de acceder a un contenido específico, no sin antes descargar una app o mirar e interactuar de forma pasiva y antinatural con una pantalla estática que no aporta la sensación de presencialidad, a través del metaverso podremos experimentar, sentir, y en definitiva, vivir todo lo que hagamos en este internet personificado en nosotros mismos. Ahora, jugar, trabajar o comunicarnos será algo que haremos a través de nuestro propio avatar, tomando un nuevo rol según las reglas de esta nueva realidad.
Aún queda mucho camino por recorrer
Para el profesor de la Complutense, Cristóbal Fernández Muñoz, “queda mucho por hacer. Para construir este mastodóntico e hiperconectado universo sin fronteras, hacen falta personas que le den vida, y a los más de 10.000 empleos que la nueva Meta ha revelado que creará tan solo en Europa, se suman los más de 800.000 millones de dólares que generará la industria para 2024 según Bloomberg y el uso de tecnologías inmersivas por parte de más de 23 millones de puestos de trabajo en tan solo diez años. Puestos de trabajo que por otra parte, demandan conocimientos especializados en las llamadas realidad virtual, aumentada y mixta. La llave para acceder al metaverso”.
Negocio, experiencia de usuario y desarrollo
La Universidad Complutense de Madrid, en su empeño por mantener la excelencia en la innovación y propuesta académica, en asociación con Virtual Voyagers y Empower Talent, ha conformado con la Facultad de Ciencias de la Información al frente, la primera propuesta formativa en español a nivel mundial que ofrece un enfoque integral en la industria del metaverso, pivotando sobre tres áreas principales: negocio, experiencia de usuario y desarrollo.
Se trata de un Diploma y un Certificado, ambos títulos propios Complutenses y en los dos casos en modalidad online. El Diploma consta de siete meses de formación y el Certificado de dos meses de formación no presencial.
El Diploma en Diseño y Desarrollo en realidad Virtual y Aumentada, bautizado como Metaverse Full Mastery, es una propuesta única que amplía la base de negocio con conocimientos en diseño y desarrollo (sin necesidades de tener conocimientos en programación gracias a su enfoque No-Code) con los que construir y dar alas a modelos de negocio inmersivos. Por su parte el Certificado en realidad Virtual y Aumentada, titulado Metaverse Business Certificate, aporta al alumno una visión global, profunda y avanzada en el negocio de la realidad virtual y aumentada.
Ambas titulaciones cuentan con una vinculación directa en la toma de decisiones de dirección, negocio o innovación, y por tanto, perfiles tales como emprendedores, directores de IT, managers, profesionales enfocados al marketing, la innovación o la transformación digital pueden vivir esta formación única, que no solo trata de formar en las llamadas hard skills, sino provocar una transformación personal en los alumnos a lo largo de los 7 meses académicos.
Títulos que lidera Virtual Voyagers
Los títulos estarán liderados por Virtual Voyagers, compañía de origen español, dedicada al desarrollo de proyectos en estos entornos tecnológicos, con más de ocho años de experiencia y más de 220 proyectos inmersivos, y Empower Talent, compañía de tecnología educativa, cuyo objetivo es potenciar la empleabilidad a través de formación online demanda por las empresas, la cual aportará la estructura, metodología y soporte, para el buen desarrollo de la experiencia formativa de los alumnos.
Además del plantel de mentores, compuesto en su totalidad por profesionales en activo, una atención y experiencia del estudiante personalizada y sobre todo, cercana, con un enfoque 100 % online pero con actividades presenciales para favorecer el networking; una visión realista y contrastada de las posibilidades de este tipo de proyectos y como no podía ser de otro modo al tratarse de una economía digital, el novedoso método de pago mediante bitcoins, del que además se desprende uno de los módulos de la formación con la vinculación del metaverso y el blockchain.
Desarrollar proyectos en equipo
Según Diego Castrillo de Empower Talent “a todo ello, se le suma el hecho de contar con la UCM, que aporta la titulación oficial y todo el prestigio internacional de una entidad educativa como esta, y la operadora líder europea, Vodafone, que dará apoyo en los proyectos, las mentorías personalizadas”.
La intención de esta formación no es cargar a los estudiantes con trabajos que terminen cogiendo polvo en un cajón, sino desarrollar un proyecto por equipos con un enfoque real, y con la intención de ser lanzado al mercado.
Más información sobre los dos nuevos títulos propios de formación:
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