¿Qué aptitudes necesitan los alumnos para el acceso a la Universidad?

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El paso a la universidad es un momento decisivo en la vida de todo estudiante. Muchos dejan atrás sus colegios de toda la vida, grupos de amigos y, en definitiva, su zona de confort, para adentrarse en la gran aventura (y reto) que supone la educación universitaria. Y muchas veces lo hacen sin siquiera saber a lo que se van a enfrentar cuando lleguen.

El primer año de universidad no suele resultar fácil, por lo menos en los primeros meses. Todos los cambios, tanto educativos como sociales, exigen adaptarse a un nuevo contexto. Adecuarse a una nueva forma de estudiar, aprender conceptos más específicos, y todo ello con una supervisión que suele ser mucho menos personalizada que en los años anteriores… El alumno se ve obligado a autogestionarse, y puede verse abrumado por todas las responsabilidades nuevas de las que tiene que ocuparse.

La universidad no deja de ser una etapa de experiencias que, al final, suele dejarnos buenos recuerdos gracias a los numerosos aprendizajes y vivencias. Igualmente, para hacerle frente, sin duda, hay varias aptitudes que, si se cultivan a tiempo, facilitarán muchísimo esta etapa a nivel educativo. ¿Cuáles son esta serie de características que deben reunir los alumnos, para aventajarse frente al resto de sus compañeros en el paso a la universidad?. Os las recogemos a continuación, para que podáis tenerlas en cuenta si estáis a punto de empezar esta importantísima etapa, o si, por el contrario, sois padres o docentes que buscáis maneras de motivar y animar a vuestros hijos o alumnos:

Capacidad de trabajo

Los alumnos que afrontan el reto que supone la universidad deben tener muy presente que la exigencia no es ni remotamente parecida que en los cursos de Bachillerato. Sí, desde luego, tienen mucha más libertad, pero esto puede ser un arma de doble filo: la libertad puede desembocar en desorganización, y, esto, en malas calificaciones. Pero no es motivo de preocupación si el alumno es consciente y exigente consigo mismo para llevarlo todo al día.

Interés y vocación

Este es, sin duda, uno de los puntos más importantes. Muchísimos alumnos acceden a carreras sin sentir interés ni vocación por ellas, y, al final, teniendo en cuenta que la motivación e ilusión conforman una parte importante de la etapa universitaria, muchos estudiantes acaban dejando la carrera o viendo reflejada su desgana en las calificaciones finales. No hay ningún problema en aceptar que no se ha tomado la decisión más acertada y siempre se puede cambiar de carrera, pero, si podemos ahorrarnos este trámite con una elección de carrera impulsada por la vocación desde el principio, mucho mejor.

Curiosidad

Los alumnos que tienen siempre presente la curiosidad en su día a día, que son inquietos, cuestionan todo y no paran de hacer preguntas, son los alumnos que consiguen exprimir al máximo su etapa universitaria. Es importantísimo, para afrontar el paso a la universidad, que el estudiante no pare de cuestionarlo todo, que investigue más allá del currículo que oferte la carrera y que se nutra de toda la información posible para destacar entre el resto.

Ganas de aprender

Sin duda, y muy ligado al anterior punto, este requisito es imprescindible si queremos empezar una carrera universitaria con la mejor de las actitudes. Muchos estudiantes afrontan la enseñanza universitaria como un trámite para alcanzar el trabajo de sus sueños, y, en ocasiones, se olvidan de lo mágica que puede llegar a ser esta experiencia, si sabes cómo aprovecharla. Y, para ello, las ganas de aprender son vitales. Es lo que acaba moviendo al alumno a superarse continuamente a sí mismo.

Proactividad e inconformismo

La proactividad es una de las aptitudes más útiles que puede tener cualquier persona, y, a diferencia de la creencia popular, se trata de un valor que se debe cultivar con los años, no es exclusivo en solo unos pocos afortunados. Se trata de actuar antes de que sucedan las situaciones, no solo reaccionar cuando sea demasiado tarde; de tomar la iniciativa y demostrar confianza y seguridad en uno mismo. La universidad requiere personas proactivas e inconformistas, que actúen en el día a día y siempre muestren su mejor versión.

En definitiva, todas estas aptitudes tienen algo en común: que pueden cultivarse y ser trabajadas para desarrollarlas al máximo a la hora de dar este importante paso en la enseñanza. Es decir, no está todo perdido si el alumno no reúne estas características, ¡pero hay que ponerse manos a la obra para ejercitarlas!.

Por eso, los profesionales advertimos la importancia de ir trabajando estas aptitudes, tanto en el aula como en familia, para que los niños de hoy sean los adultos del mañana con las mejores capacidades posibles para afrontar cualquier situación, incluso la etapa universitaria, con la mayor brillantez posible.


Artículo de Beatriz Mera, directora de Bachillerato de TEMS, The English Montessori School

 

Image Credits: Jeswin Thomas on Unsplash