Ya es oficial. Los móviles de los estudiantes de colegios e institutos del país vecino serán requisados a la entrada y no se devolverán hasta que suene el timbre de salida. No habrá excepciones en la hora del recreo ni en la de comer. Así lo anunció recientemente el Ministro de Educación, Jean Michel Blanquer, cumpliendo una de las promesas electorales del presidente Emmanuel Macron.
La polémica está servida. Mientras que la mayor parte de la comunidad educativa se muestra encantada de esta decisión, los alumnos están dejando sentir su malestar. También los fabricantes de tecnología y ciertos grupos hablan del valor educativo de las nuevas tecnologías, que en el caso de los más jóvenes quedan casi reducidas a su smartphone. ¿No será matar al mensajero, tal y como propugnan estas voces contrarias…?
Opiniones hay muchas, pero en este caso la que más alto se ha oído ha sido la del propio ministro de Educación, quien ha afirmado que está de acuerdo en el valor educativo de estos dispositivos y en su uso como dispositivo de emergencia, pero sopesados todos los pros y contras, el Gobierno ha tomado una decisión. No habrá móviles en clase, por supuesto; pero tampoco los habría en los recreos ni en el comedor. Los ocho de cada 10 alumnos que llevan el móvil en su mochila a diario deberán entregarlo al entrar en el centro, donde será requisado hasta la hora de la salida.
La medida, muy impopular entre los estudiantes, ha sido propugnada por los profesores de instituto, hartos de lidiar con estudiantes cada vez más “enganchados” a sus móviles, e incapaces de desconectarse de ellos durante las clases. Las fotografías y vídeos tomados con estos dispositivos también se están convirtiendo en un problema de nuestra sociedad y medidas como esta pueden ayudar a preservar los derechos de los menores.
Muchos son los profesores que manifiestan su preocupación por el aumento del uso de los móviles en las clases, y por el descenso de la edad de los alumnos que llevan su dispositivo a las aulas: ya hasta los más pequeños lo hacen para así ser localizados por sus padres en todo momento.
Los detractores de los móviles en horario de clase o de estudio señalan una razón fundamental: el móvil acapara la atención del alumno, que abandona el aprendizaje por otros asuntos que cree más urgentes e interesantes.
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