La hija de Barak Obama decidió tomarse un año antes de empezar la carrera como lo hicieron el futuro rey de Inglaterra, el príncipe Guillermo, y prácticamente todos los herederos de las casas reales europeas. Una costumbre no demasiado popular en España, donde se ha practicado –y no demasiado- entre profesores de universidad e investigadores. Y lo decimos en pasado porque cualquiera, con la crisis, dejaba su puesto durante un año…
El año sabático es un tiempo de cese de actividad en el que la reflexión, el estudio, el cambio de actividad y, por qué no, el descanso, dan paso a una nueva y diferente etapa más receptiva, renovada y creativa.
Su origen hay que buscarlo en el término hebreo «shânat shabbâtôn» y se refiere al descanso que debía guardar la tierra durante un año cada siete para no agotar el suelo. Esta técnica ancestral fue contagiándose de ciertas costumbres religiosas, dando como resultado un año de remisión, en el que ni siquiera se podía recoger la cosecha que el suelo diese por sí mismo.
Un productivo paréntesis
En nuestra sociedad, esta práctica ha resurgido en los países anglosajones, donde se le denomina gap year y es usual entre jóvenes estudiantes que se toman un año sabático justo antes de empezar la Universidad o justo después de titularse, antes de adentrarse en el mundo laboral.
El fenómeno se ha ido extendiendo a profesionales de todas las edades. “Más allá de lo que puedan conseguir académicamente, disponer de un tiempo para analizar sus fortalezas, debilidades y deseos profesionales es crucial para saber enfocar su carrera”, explica Richard Nimmo, presidente de la asociación Year Out Group, nacida en Reino Unido en 1998 para promover los beneficios del año sabático y asesorar a los jóvenes en su planificación.
EF, una de las empresas que se dedica a organizar años sabáticos para jóvenes en España, afirma que “un año sabático en el extranjero es una experiencia enriquecedora y educativa”. Conocer un entorno nuevo, aprender uno o varios idiomas y absorber culturas diferentes son algunas de las ventajas de estos programas, además de lograr “ser mucho más independientes y tener las ideas más claras de cara a un futuro”.
Pero si alguien sabe algo de este tema en España es Sabatica.org, una web dedicada a este año crucial para la vida de muchos. Sus responsables afirman que “el pasado año, el 55’20% de los sabáticos españoles tenía entre 18 y 24 años, mientras que en 2007 el porcentaje fue del 35%”. “Los destinos preferidos por los gappers han sido USA (21’3%), y los siguientes destinos top han sido Nueva Zelanda (15%), Costa Rica (14%) y Australia (11’5%).
Entre las propuestas de esta compañía destacan rescatar pingüinos en Ciudad del Cabo o preservar el Gran Cañón del Colorado. “En Perú, se puede trabajar como asistente de profesor, convertirte en educador en arte y recreación o participar en guarderías de familias con pocos recursos, con una estancia mínima de dos semanas. En otro país, como la India, Sabática cuenta con programas en función de las necesidades de cada comunidad, como por ejemplo, talleres de madres adolescentes o clases con niños discapacitados”.
Cómo conseguir dinero para un ‘gap year’
Desde este portal proponen diferentes ideas para conseguir dinero de maneras creativas:
- Prepara una fiesta o cena para tus amigos, haz una cosa original, que vean que les cuidas, explícales la causa de esa cena: Que cada uno pague un tanto por la cena y seguro que consigues que tus amigos se animen y quizás alguno se estire un poco más.
- Haz unas fotos bien bonitas de tu ciudad, medio, naturaleza y prepara unas postales para vender entre tus conocidos. Lo mismo puedes hacer a tu regreso del año sabático y para preparar el próximo paréntesis.
- En Estados Unidos es muy conocida la práctica de vender galletas o plantas entre los familiares y amigos para recaudar fondos. O cualquier tipo de Sponsorship
- Pide una colecta a amigos y familiares, incluso a entidades financieras, colectivos, etc..
- Utiliza plataformas de crowdfounding. Tal vez cuele.