El doctorado universitario será evaluado y revisado críticamente, tanto en las normas que lo regulan como en su desarrollo práctico, por un grupo de trabajo formado por miembros de la Real Academia de Doctores de España (RADE) y expertos de siete universidades con sede en Madrid.
El grupo de trabajo, que se acaba de constituir por iniciativa de la RADE, lo integra un total de 14 componentes. De ellos, siete son académicos de distintas secciones de la RADE, algunos de los cuales han ejercido responsabilidades universitarias o en la administración educativa. Los otros siete miembros representan a las universidades públicas de la Comunidad de Madrid: Complutense, Politécnica, Autónoma, Alcalá, Carlos III y Rey Juan Carlos, y a una universidad nacional cuya sede central está en la capital, la UNED. La idea de contar inicialmente solo con universidades públicas se basa en que son las que tienen mayor volumen de alumnos de doctorado y de profesores de este grado.
Los objetivos del grupo se centran en el análisis crítico de la realidad actual del doctorado, que incluye la revisión de las normas legales que lo regulan, de su etapa de formación y del rigor que se exige a las tesis doctorales. Los comisionados se proponen también detectar las debilidades del doctorado y elaborar propuestas de mejora para revalorizar el grado de doctor y potenciar su reconocimiento, más allá de la estricta carrera en el ámbito académico.
Está previsto que el grupo de trabajo termine su primer informe a principios del otoño próximo. El siguiente paso será informar de su contenido a las universidades privadas de Madrid, para que hagan aportaciones. A continuación, el texto se trasladará al resto de universidades españolas, para que puedan también contribuir a completarlo. Y, cuando el informe esté definitivamente concluido, se elevará al Ministerio de Educación.
“A lo largo de los años, el grado de doctor ha sufrido muchas variaciones y ha sido regulado por sucesivas leyes que han cambiado, en realidad, su significado”, afirma el presidente de la RADE, Jesús Álvarez-Fernández Represa.
Hasta principios del siglo XX, el grado de doctor solamente lo concedía la Universidad Central de Madrid, la actual Complutense. Posteriormente, su concesión se fue ampliando a todas las universidades. “Para acceder al título se requería hacer los cursos de doctorado y, sobre todo, elaborar un trabajo de investigación, la tesis doctoral, que era la primera investigación realizada por el doctorando”, continua el presidente.
“Después el proceso fue cambiando ⎯agrega⎯. Se modificaron los tribunales, que inicialmente eran de la misma universidad del doctorando, para incorporar profesores de otras universidades. La idea era buena, pero fracasó porque, entre otras cosas, no se podía garantizar económicamente la participación de docentes de universidades ajenas.
Para Álvarez-Fernández, “la esencia primitiva del doctorado ha cambiado de manera radical, lo que ha llevado a una gran confusión acrecentada, en parte, por los cambios en los planes de estudio y la aparición de los másteres y, especialmente, desde la reforma del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES)”.
La RADE ha tomado la iniciativa de llevar a cabo un estudio en profundidad del grado de doctor porque, como explica su presidente, “desde el principio de su fundación, en los años 20 del siglo pasado, esta real academia tiene, entre otros fines, la dignificación de este título; y nos ha parecido que era el momento oportuno para conseguir que el doctorado tenga en España el mismo significado que en otros países avanzados”.