La Universidad Internacional de Valencia (VIU) ha apostado por un manual de Buenas Prácticas que contribuya a disminuir la tasa de absentismo y el fracaso escolar.
Entre otras medidas, el manual propone establecer un contacto más cercano con el alumno, si es posible con una reducción del número de estudiantes por clase, y por la individualización de la enseñanza, lo que significa la adaptación personal de currículos y competencias, según ha explicado la profesora de Grado de Educación Primaria, Eulália Torrás.
Según la publicación sobre fracaso escolar elaborado por la VIU, el absentismo escolar es “particularmente intenso” en España donde, según los datos publicados por la oficina de estadística comunitaria Eurostat, un 23,5% de los alumnos abandonaron la enseñanza prematuramente en 2013, el doble de la media europea situada en el 11,9%. Esto significa que prácticamente uno de cada cuatro estudiantes no prosigue sus estudios más allá de 4º de la ESO.
En este contexto, el estudio argumenta que para reducir esta tasa es necesario tanto el aumento de la implicación participativa de estos alumnos en las actividades escolares y extraescolares del centro como la colaboración entre los distintos agentes educativos.
Esta publicación también aconseja favorecer el trabajo en equipo y que los alumnos más avanzados ayuden a los que tienen mayores problemas de aprendizaje. En este punto, pone en valor el trabajo desempeñado por muchos centros educativos que, desde hace tiempo, apuestan por este tipo de medidas.
Así, estudiantes de cursos superiores y algunos exalumnos hacen de mentores o “hermanos mayores” de alumnos de menor edad con poca motivación por los estudios, “con el fin de animarles a proseguir con su formación, aconsejarles y ofrecerles orientación sobre las opciones a escoger y el itinerario académico a seguir”.
Otra de las buenas prácticas que propone la VIU es conseguir una buena identificación del alumno con el centro escolar de manera que “lo perciba como un lugar donde proyectar sus expectativas de futuro” y alcanzar una mayor implicación del profesorado con los alumnos que presentan mayores dificultades académicas.
Para prevenir el fracaso escolar es imprescindible conocer sus motivos y relacionarlos con el ámbito personal, familiar y social. Por ello, es muy importante tanto el entorno en que vive el alumno como la situación familiar.
Además, el estudio sostiene que no podemos perder de vista la personalidad del propio alumno, ya que su perfil y sus capacidades e intereses juegan un papel básico en el rendimiento escolar finalmente alcanzado.
Una vez conocidas las causas, se pueden planificar estrategias que contribuyan a solucionar o mejorar cada una de las problemáticas, como campañas de información y concienciación dirigida a los alumnos y, especialmente, a las familias.
Otra de las propuestas que plantea el estudio es favorecer la motivación del alumno con métodos más amables y amenos, fomentando el uso de recursos innovadores ligados sobre todo a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y potenciar los programas de alumnos con necesidades educativas especiales (NEE).