El acceso a la tecnología y el uso que hacen los estudiantes de ella se está convirtiendo en un punto clave para el sector educativo. Los adolescentes españoles invierten de media 6h y 12 minutos diarias frente a las pantallas, multiplicando por 4 el uso recomendado, según un estudio llevado a cabo por la Universidad de Zaragoza.
Ante esta realidad, el papel de las escuelas es clave para asegurar un uso responsable y consciente. Sin ir más lejos, según datos de Google España, 8 de cada 10 españoles de entre 14 y 16 años reclaman formación específica de los peligros sobre Internet en sus centros educativos.
“La tecnología es una gran oportunidad para los jóvenes, ya que ofrece muchas ventajas, pero también riesgos”, explica Emma Overton, coordinadora del programa de Estrategia Digital de The British School of Barcelona. “Se trata de dar a los alumnos las herramientas necesarias para que ellos mismos puedan hacer un uso responsable de forma autónoma”.
En esta línea, The British School of Barcelona, recientemente acreditado como uno de los mejores colegios británicos del mundo por el gobierno británico, lleva años trabajando con sus alumnos en el desarrollo de competencias digitales y su aplicación en el aula para mejorar la experiencia de aprendizaje de las diferentes materias.
Overton explica que la formación digital es esencial en todas las etapas, empezando por los más pequeños, y que es importante reflexionar conjuntamente sobre los beneficios que aporta y los desafíos que implica. “Antes de poner en marcha nuestro programa de Estrategia Digital en todo el colegio analizamos minuciosamente el enfoque más adecuado y contamos con el consejo de expertos como Mark Anderson, gurú de las TIC aplicadas a la educación, para desarrollar el plan de acción a medio y largo plazo”.
¿Cómo conseguir que los niños hagan un uso responsable de la tecnología?
The British School of Barcelona en colaboración con Anderson proponen algunas claves para enseñar a niños y jóvenes a desarrollar un sentido crítico a la hora de hacer uso de las herramientas digitales:
1. Incorporar la tecnología únicamente en las áreas donde aporten valor
El hecho de que se pueda hacer una actividad usando la tecnología, no significa que necesariamente se deba utilizar. Desde BSB aconsejan no convertir la tecnología en el centro de todo, sino evaluar primero en qué áreas permite reforzar el aprendizaje, cómo añade valor a determinadas tareas, y de qué manera beneficia a los alumnos para mejorar sus habilidades futuras. La clave está en utilizar las herramientas digitales de forma moderada y equilibrada.
2. Enseñar a los jóvenes a ser ciudadanos digitales responsables y liderar su propio aprendizaje
Los jóvenes deben conocer las consecuencias de su presencia en Internet y del uso que hacen de las redes sociales, y debemos enseñarles a gestionar una huella digital responsable. Asimismo, es crucial ayudarles a desarrollar el pensamiento crítico que les permita detectar las noticias falsas y los contenidos potencialmente peligrosos.
“Debemos inculcar unos valores y destrezas que vayan más allá de la tecnología y que les preparen para liderar proyectos auténticos y reales, preparados para el futuro, con seguridad y profesionalidad”, explica Overton.
3. Aceptar que la digitalización es un proceso largo y que preparar a los jóvenes lleva tiempo
Tan importante como conocer el potencial de la tecnología es saber dedicar tiempo al proceso de integración de los recursos disponibles. Anderson destaca que es imprescindible hacer un acompañamiento gradual en el aprendizaje del buen uso de internet de forma que los niños descubran sus posibilidades poco a poco y de forma constructiva.
“Es como aprender a montar en bicicleta. Les enseñamos, les acompañamos, y no les quitamos los ruedines hasta que vemos que ya están preparados, y aún así les seguimos ayudando para que no se caigan. Con la tecnología pasa algo similar: si bien debemos crear oportunidades para que los alumnos se familiaricen con ellas, estas deben ser adecuadas a cada situación y apropiadas para la edad de cada niño.”
4. Involucrar a todo el entorno del niño
BSB y Anderson coinciden en que no es posible implantar una estrategia digital en el colegio de forma aislada. “Además de los alumnos, es imprescindible contar con la participación del profesorado y de las familias, y en este sentido la formación de todos ellos es una prioridad en BSB”, destaca Overton.
Así pues, los mismos principios de ciberseguridad, filtrado, tiempo de exposición y ciudadanía digital que se enseñan en el colegio deben regir en el hogar. Y para ello es fundamental ofrecer orientación a las familias de forma regular. “En BSB esto lo hacemos a través de talleres prácticos y charlas con expertos en tecnología y educación.”
Image Credits: Brooke Cagle, Unsplash