Algunos expertos proponen que inteligencia emocional y valores deben formar parte de las asignaturas de niños y jóvenes. La profesora de Psicología Clínica Infanto-Juvenil de la Universidad San Pablo CEU, Ana Jiménez-Perianes, es una de ellas. La iniciativa que plantea es crear una asignatura de inteligencia emocional y valores fundamentales, que promueva la salud mental en niños y adolescentes.
Las cifras que se manejan es que uno de cada seis jóvenes sufre algún tipo de problema psicoemocional. Sin embargo, gran parte de los casos no se identifican ni reciben tratamiento. La profesora Jiménez-Perianes propone acciones de promoción de la salud mental para mejorar la salud psicológica, individual y social.
Además de estas acciones, la profesora señala la importancia de “enseñarles a protegerse internamente, quererse y aceptarse”. Las medidas deben promover estrategias de afrontamiento y de solución de problemas ante situaciones conflictivas.
“Los niños y adolescentes gestionan las dificultades de la vida cotidiana de manera muy distinta a las de los adultos”, explica la psicóloga. “Los pilares fundamentales en el desarrollo del niño, como la familia, el colegio y el entorno social son vitales para identificar los problemas”.
La importancia de la inteligencia emocional y los valores
Asimismo, hay que observar y prestar atención a las conductas y las actitudes habituales del niño. La profesora Jiménez-Perianes alerta de que un cambio en ellas puede ser un indicador importante. “Cuando se ha identificado la dificultad, no hay que etiquetarle con el nombre de sus problemas. Que no destaque por su dificultad, sino por su potencial”, subraya la profesora.
“El desarrollo de la confianza del menor para que pueda hablar, contar y compartir con ellos lo que siente o lo que le preocupa, es una de las mejores formas de prevenir problemas de salud mental en los niños y adolescentes”, apunta la psicóloga.
Salud mental: esencial para cuidar de nuestro bienestar
Todavía, hoy en día, se oyen comentarios prejuiciosos sobre acudir a un psicólogo, psicoterapeuta o psiquiatra. También se critica el abrirse emocionalmente a un profesional. Sin embargo, olvidamos los beneficios a medio y largo plazo. Una vida más saludable y, por tanto, una vida más satisfactoria.
Según Abigail Jareño, profesora de Psicología de la Universidad San Pablo CEU, “pecamos de optimistas, creyendo que podemos con todas las circunstancias que se nos vienen encima”. En esta línea, la psicóloga sanitaria y psicoterapeuta explica que “por este miedo, no actuamos”. El resultado es que “acabamos tragando y habituándonos a una vida bastante mediocre, en cuanto a bienestar se refiere”.
La Confederación de Salud Mental ha constatado que sólo un 5,4% ha acudido al psicólogo, psicoterapeuta o psiquiatra en los últimos 12 meses. En contraste, el 86,8% de la población refiere haber consultado a un médico/a por algún problema, molestia o enfermedad. “Existe una clara diferencia entre la importancia que le damos a nuestra salud física y la que otorgamos a nuestra salud mental”, subraya la profesora Jareño.
Image Credits: Kyle Broad, Unsplash