La respuesta, tristemente anticipada por todos antes de leer el estudio que nos ocupa, es sí. Seguramente M. José González, Clara Cortina y Jorge Rodríguez, todos ellos de la Universidad Pompeu Fabra, también conocían la respuesta antes de iniciar su trabajo, pero decidieron demostrarla de una forma empírica.
“Se enviaron más de 5.600 currículos ficticios a 1.372 ofertas de trabajo reales en Madrid y Barcelona, y se compararon la probabilidades de recibir una cita para una entrevista de trabajo entre personas con currículos equivalentes que solo se diferencian en el género, en si tenían o no hijos y en el grado de cualificación para el puesto”, explican los autores desde el Observatorio Social de “la Caixa”.
Los resultados no se hicieron esperar: “A igualdad de condiciones, las mujeres tenían en promedio de un 30% menos de probabilidades de tener una cita para una entrevista de trabajo que los hombres con sus mismas características”.
El número de hijos, afecta
Y para rematar el aluvión de ‘buenas noticias’, “las diferencias de género en el proceso de contratación eran mayores cuando los candidatos tenían hijos, aunque se reducían, sin desaparecer por completo, cuando tenían una mayor cualificación para el puesto”. ¿Sorprendente? La verdad, no mucho; pero descorazonador… un rato.
“Para comprender en toda su amplitud los efectos del género, el número de hijos y la cualificación en la probabilidad de ser citado para una entrevista de trabajo, la siguiente figura presenta las tasas de respuesta para diferentes subgrupos”, explican desde el Observatorio.
“Las diferencias de género se mantienen en todos los casos, aunque es mucho menor en el subgrupo de candidatos sin hijos y con un nivel alto de cualificación; en este subgrupo, y a pesar de la igualdad en el currículo de ambos géneros, las mujeres tienen una probabilidad ligeramente inferior recibir una llamada para una entrevista (12,4%) que los hombres (13,6%). De hecho, en ese subgrupo las diferencias entre hombres y mujeres son muy pequeñas y no resultan estadísticamente significativa”
La familia marca -y mucho-
Cuando las candidatas tienen un nivel alto de preparación para el puesto y no tienen hijos, las diferencias con respecto a hombres con la misma preparación prácticamente desaparecen.
Esta circunstancia permite concluir que la discriminación de género en los procesos de contratación laboral no se debe tanto a prejuicios negativos hacia las mujeres en general, sino más a estereotipos de género, según los cuales ellas se ven como personas menos comprometidas con el trabajo remunerado y más orientadas a la familia.