¿En carnaval nos ponemos una máscara o en realidad nos la quitamos?

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“En general vamos por la vida disfrazados de algo que no somos, ocultando nuestra verdadera identidad por miedo a lo que piense la gente”. Encontrar esta esencia para empezar a ser realmente auténticos, libres y felices es lo que propone Borja Vilaseca, escritor, filósofo, conferenciante, profesor y emprendedor de proyectos educativos orientados a la transformación y el despertar de la consciencia de la sociedad.

Conocerse a uno mismo tiene que ver con reconectar con quienes verdaderamente somos, más allá de todos los condicionamientos que hemos recibido por parte de nuestro entorno social y familiar, así como del adoctrinamiento recibido por parte del sistema educativo industrial. Se trata de ir liberándonos de los miedos, carencias y complejos que nos impiden despojarnos de las vestimentas que la sociedad nos impone, de manera que podamos aceptarnos y mostrarnos ante los demás tal y como verdaderamente somos. “No hemos sido educados para extraer nuestro propio potencial –explica Borja– nos prefabrican y adoctrinan construyendo una sociedad invernadero cuando en realidad cada ser humano es una flor única”.

Vivir bajo una máscara

Es por ello por lo que solemos, como defiende este filósofo, llevar una máscara puesta, por medio de la que interpretamos a un personaje del agrado de los demás. “Si bien vivir bajo una careta nos permite sentirnos más cómodos y seguros, con el tiempo conlleva un precio muy alto: la desconexión de nuestra verdadera esencia. Y en algunos casos, de tanto llevar una máscara puesta nos olvidamos de quiénes éramos antes de ponérnosla”.

Vivimos en una sociedad en la que se prioriza el ‘cómo nos ven’ al ‘cómo nos sentimos’, lo que acaba generando una tremenda falta de autoestima o, lo que es igual, la percepción que tenemos de nosotros mismos. Esto a su vez genera personas frustradas si no alcanzan aquello que suponen que los demás esperan de ellas. ¿Cuántas veces nos paramos a pensar en qué es lo que nosotros deseamos en realidad sin tener en cuenta lo que piensen los demás? Este es el camino que propone Borja Vilaseca, “crecer en compresión y sabiduría para liberarse de lo que los demás piensan de uno”. Si lo pensamos bien, ¿cuántas cosas hacemos para que la gente piense bien de nosotros? Y peor aún, ¿cuántas cosas dejamos de hacer por el mismo motivo?

Podemos ponernos la máscara y caer en la vanidad para contentar a los demás o podemos elegir otro camino, el revolucionario, que consiste en dejar de oír el ruido de la voz de la mayoría para empezar a escuchar y seguir nuestra propia voz interior. Borja nos ofrece reflexiones e inspiración para iniciar este camino: “Cada vez que te encuentres del lado de la mayoría es tiempo de parar y reflexionar. Y entre otras cuestiones, podemos preguntarnos: ¿qué haría con mi vida si no tuviera miedo? ¿Quién me atrevería a ser si no me importara tanto lo que piensen los demás? Más que nada porque si no estamos activamente creando nuestra propia vida estamos viviendo una vida de segunda mano, creada por otros, lo cual genera insatisfacción en forma de innumerables neurosis”. Y concluye: “En esta sociedad prefabricada y estandarizada, ser auténtico es un acto revolucionario”.