Desvelar las claves de una generación muy rentable para los grandes mercados es el reto que se plantearon José María Álvarez Monzoncillo y Guillermo de Haro Rodríguez en su libro ‘Millennials. La generación emprendedora’, una obra que analiza esta generación desde diferentes ángulos tratando de entender cuales son sus hábitos de consumo, su forma de trabajar o su actitud ante el desempleo, prestando especial atención a la creciente corriente emprendedora que muestran los miembros de esta generación en España.
Para ello se analizan los factores del entorno y se determina si este efecto podía ser coyuntural o si viene influido por un cambio estructural o por aspectos intrínsecos de la propia generación.
El desempleo forma parte esencial de este libro: sin duda es uno de los mayores problemas a los que se enfrenta esta generación. Es la primera vez en la historia que “la preparación educacional no necesariamente se ve compensada por la movilidad social y los altos ingresos y, muchas veces, ni siquiera por un empleo. Del mismo modo, los salarios de estos jóvenes se han visto más afectados por la crisis que los de la generación anterior. De hecho, los salarios millennials «caían un 15,3% entre 2008 y 2014”, afirma Lorenzo Navarrete, responsable del capítulo dedicado al mercado laboral.
Ellos, los millennials, no están seguros de que lo que venga será mejor, lo que se traduce en una cifra desconcertante para los expertos de Recursos Humanos: dos de cada tres dejarán su trabajo en los próximos dos años, según un informe de Deloitte de 2016. Hoy puede que sean aún más. La movilidad internacional y el emprendimiento serán las dos alternativas preferidas por estos profesionales.
Jaime García Cantero es el responsable de uno de los capítulos más apasionantes de este libro: el dedicado a los “unicornios y cisnes negros”. También él recupera el término “Extremistán” para definir el lugar en el que se moverá la mayoría de integrantes de esta generación. Los unicornios son aquellas empresas nuevas o start-ups que alcanzan valoraciones iguales o superiores a los 1.000 millones de dólares y aunque mucho se habla de ellos, en 2016 solo había 229.
Los cisnes negros fueron definidos por el ensayista libanés Nicholas Taleb como hechos que definen nuestro tiempo, pero que son de una rareza extraordinaria. Estos inusuales negocios milmillonarios darán lugar a una economía de extremos, en la que encontraremos profesionales como los youtubers o los instagrammers capaces de multiplicar por miles y miles sus ingresos sin esfuerzo añadido. Es lo que se conoce como “profesiones escalables”. Sírvanos el ejemplo de los youtubers: frente a la imagen de los vídeos con millones de reproducciones, la cruel realidad es que un porcentaje muy pequeño de los vídeos supera el millón de reproducciones y poco más de 50 en toda la historia superan los mil millones. Además, cobran muy poco.
Tanto es así que vídeos con más de 2 millones de reproducciones apenas aporta 100 euros en publicidad. Se trata claramente de lo que Robert H. Frank y Philip Cook definían como la Winners-take-all Society (1995). Así, Cantero hace suyo el término “Extremistrán” para definir este mundo de desigualdades en el que dos fenómenos antagónicos como el “Rubius” o “Despacito” conviven con naturalidad. De hecho, estos jóvenes se han convertido en ídolos de masas. Tanto que los niños de hoy en día quieren ser futbolistas o profesores… pero también youtubers.
En medio de este desolador panorama, los emprendedores se han convertido en la gran esperanza de una generación desencantada por las cifras de desempleo. Miles de ellos se quedarán por el camino, pero otros muchos crearán el Google o el Instagram de mañana, la nueva Coca-Cola o el Ford de nuestros días… Talento e ideas sobran, pero de momento falta financiación y apoyo. O así lo perciben ellos, los cisnes aún blancos que sueñan con unicornios…