El cantautor interpretó «Mediterráneo» y «Cantares» junto a un grupo de alumnos
La primera intervención del acto fue la del profesor Gabriel Núñez, quien propuso la idea de que la UAL concediera a Serrat su Medalla de Oro. Núñez destacó que «todavía recordamos hoy aquél pañuelo, el mocador, que nos acompañó en los primeros amores adolescentes y el frío húmedo de aquél tiempo, que no sólo era físico, sino metáfora de la soledad y el desamparo de los vencidos de la Guerra Civil. Ahora que ya todos tenemos más de veinte años, es obligatorio recordar el imaginario cultural que llegaste a construir valiéndote de tus letras cargadas de poesía y, muy especialmente, de tres grandes poetas: Machado, Hernández y Alberti. Con este imaginario, los que habíamos sido educados en el canon lector del franquismo, aprendimos a leer y a pensar una realidad más plural y democrática, similar a las que se imponían en la Europa de aquellos años. Tú nos hiciste ver que la vida era mucho más rica y también mucho más compleja que aquella que se nos quería hacer pasar por vida verdadera y única: la de los Nodos. En ella no hubieran tenido cabida tus "Palabras de amor", tu Manuel, ni tu Mediterráneo. Y si no cabían allí, ya nos interesaba más esa otra vida que nos proponía tu música que la oficial. Por fortuna para muchas generaciones de españoles apareciste en el momento justo de completar nuestra educación sentimental y llevarla por caminos más complejos y elaborados que la que habíamos empezado a fraguar de la mano de algunos de los grupos de éxito del momento».
También intervinieron Ángel Sánchez Harguindey, José Luís García Sánchez y Jordi Socías, que hablaron de la persona, no del personaje, que se esconde tras Joan Manuel Serrat. Cerraba el cuarteto de intervenciones de sus amigos la de Manuel Vicent, que decía de él:«es el propietario del paisaje sonoro de España y Latinoamérica. Forma parte de la intrahistoria psicológica de este país, es un personaje importantísimo».
Serrat leyó un precioso discurso que comenzó con palabras de agradecimiento «por el cariño que esconde esta medalla». En esta vida, decía, todo lo que ha hecho ha sido actuar de acuerdo a sus criterios, funcionar de acuerdo a su conciencia. «Disfruto del privilegio de tener una profesión que me hace feliz. Hago lo que me gusta hacer y constantemente percibo que la gente me quiere, lo cual es una bendición. Me siento como un niño al que le dan un premio por haberse comido bien un helado. Es muy agradable pero uno no entiende muy bien por qué suceden estas cosas», relató. «Soy alguien que, por encima de cualquier cosa, reivindica la vida, la humanidad. Estoy en contra, rotundamente, de la preponderancia de la economía por encima de otros valores; en contra de que el dinero sea el valor supremo, en contra de la manipulación del pensamiento, en contra de la maldad y la estupidez. Reivindico el conocimiento, la cultura, la ciencia, la sabiduría, la Universidad como generadora de conocimiento. Porque sólo con el conocimiento se puede progresar intelectual y personalmente. A todos aquellos que lo miden todo por la vara del éxito y del negocio, les diré que el conocimiento es un buen negocio», destacó el cantautor catalán.
Después de la concesión de la Medalla de Oro, los alumnos de Magisterio Musical de la UAL interpretaron, guiados por el director de la banda de música de la Universidad, Juan Rafael Muñoz, Mediterráneo y Cantares. Serrat las cantó con todos ellos.
La concesión de la Medalla de Oro de la UAL a Joan Manuel Serrat se aprobó, por unanimidad, el pasado 19 de octubre, en una reunión extraordinaria del Consejo de Gobierno.
