Los estudiantes pagarán tasas simbólicas por su matriculación ( de 15 a
50 dólares, es decir, de 11 a 38 euros) y por los exámenes (de 10 a 100
dólares, de 7.59 a 75 euros), y ni siquiera pagarán eso todos y cada
uno. A aquellos que vivan en los países más pobres se les harán
descuentos. Será el esfuerzo más importante jamás concebido para llevar
a escala global una educación a distancia de calidad.
La idea es que esté al alcance de cualquier persona en el mundo que
domine el inglés y disponga de una conexión a Internet. Emplearía a
profesores tanto retirados como en activo, bibliotecarios, voluntarios,
etc.
Su creador es Shai Reshef, un emprendedor israelí afincado en Pasadena, California,
acostumbrado a levantar imperios educativos on line de la nada.